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Homilia del 16 de Julio 2018

Dios salva al que cumple su voluntad
Construyamos un mundo diferente, vale la pena construir los suelos que pone en nuestro corazón Jesús


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato | Fuente: Catholic.net



Nuestra Señora del Carmen

Isaías 1, 10-17: “Purifíquense y aparten de mi vista sus malas acciones”

Salmo 49: “Dios salva al que cumple su voluntad”

San Mateo 10, 34- 11,1: “No he venido a traer la paz, sino la guerra”

 



Las semanas pasadas tuvimos grandes celebraciones de confirmación. Muchos adolescentes y jóvenes con un entusiasmo grande queriendo responder a Jesús. Al platicar sus experiencias se nota una decisión de afrontar las dificultades que surgen cuando se quiere vivir el Evangelio. Y me pareció sorprendente que en un mundo que los invita a la comodidad y a la indiferencia, en sus testimonios expresan un profundo convencimiento en su decisión de seguir a Jesús.

La mayoría de ellos son adolescentes, pero en sus propuestas se alcanza a intuir la fuerza de quien quiere seguir a Jesús. Muchas veces el Papa Francisco ha insistido haciéndonos notar la indiferencia con que se vive el Evangelio, como si fuera algo secundario y pudiéramos llevarlo como arrastrando. El pasaje de este día nos muestra a Jesús exhortando a sus apóstoles a tomar muy en serio su propuesta. Y no pensemos que, como muchos acusan, Jesús propone las divisiones y las discriminaciones. Jesús propone un Evangelio que es fuego que no puede vivirse en la apatía, con desidia o indiferencia. Cuando su principal objetivo es la persona, un hijo de Dios, no podemos actuar con displicencia. A muchos les parece un absurdo lo que nos dice sobre el enfrentamiento entre padres e hijos y toda la parentela. No se trata, como a menudo sucede, que los pleitos sean provocados por diferentes actitudes hacia una u otra forma de vivir la religión, sino que cuando alguien se decide a vivir el Reino se enfrentará a oposiciones fuertes, con frecuencia de la misma familia cuya estructura nos impide obrar con libertad.

He encontrado muchas veces a jóvenes que cuando se quieren tomar en serio el Evangelio, sus padres se ríen de ellos, los descalifican y burlonamente les dicen que “ya se les pasará”. Pero ojalá hubiera más jóvenes, hombres y mujeres, que se tomaran en serio el Evangelio y no temieran hacer el ridículo por Jesús.

Vale la pena seguirlo, vale la pena construir un mundo diferente, vale la pena construir los sueños que pone en nuestro corazón Jesús. Que este día nos dejemos quemar por el fuego de Jesús, que no pongamos resistencia a sus palabras, sino que nos iluminen y nos den un gran impulso para construir su Reino en medio de nosotros.

 









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