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Ser fecundos
Santo Evangelio según San Juan 12, 24-26. Fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir.


Por: H. David Mauricio Sánchez Mejía, L.C. | Fuente: missionkits.org



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Gracias, Señor, por darme una misión en el mundo. Me llamas a ser feliz y quieres que por amor me entregue al servicio de los demás. Ayúdame, Señor, a descubrir aquello que esperas y dame la fortaleza para cumplirlo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)



Del santo Evangelio según san Juan 12, 24-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.

El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



Cristo dirige a sus discípulos estas palabras mientras se acerca la hora de su pasión. Sabe que quien no se da por completo, no es plenamente feliz, por eso les dice estas palabras tan fuertes. Está convencido que aquello que vale la pena no es fácil y por eso no oculta las dificultades que van a enfrentar, ni reduce el impacto de esta realidad.

Cristo te invita a seguirlo y no quiere que te engañes. No será fácil, ni podrás servir a dos amos, pero promete que si lo sigues de todo corazón, alcanzarás la auténtica felicidad. No te promete dinero, ni te asegura el cariño de la persona a quien buscas con tanto esmero, pero te promete que junto a Él descubrirás el amor y la alegría que nunca terminan.

La esperanza debe siempre mirar al mundo con los ojos de los pobres y desde la situación de los pobres. Ella es pobre como el grano de trigo que muere, pero tiene la fuerza de diseminar los planes de Dios. La riqueza autosuficiente con frecuencia priva a la mente humana de la capacidad de ver, sea la realidad del desierto sea los oasis escondidos. Propone respuestas de manual y repite certezas de talkshows; balbucea la proyección de sí misma, vacía, sin acercarse mínimamente a la realidad. Estoy seguro que en este difícil y confuso pero provisorio momento que vivimos, las soluciones para los problemas complejos que nos desafían nacen de la sencillez cristiana que se esconde a los poderosos y se muestra a los humildes: la limpieza de la fe en el Resucitado, el calor de la comunión con Él, la fraternidad, la generosidad y la solidaridad concreta que también brota de la amistad con Él.
(Discurso de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscar el tiempo para en silencio reflexionar y responder, ¿qué me impide confiar y buscar al Señor? Y hacer algo al respecto.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 







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