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Un millón de niños rezan el rosario

Carta a los niños
Jesús les confirió un poder especial para que le puedan ayudar a derrotar el mal


Por: ACN México | Fuente: Ayuda a la Iglesia Necesitada



¡Queridos niños!

Hoy nos volvemos a dirigir a ustedes porque necesitamos su ayuda. Seguramente habrán oído que en el mundo existen muchas guerras, discordia, hambre y miseria. Nosotros, los adultos, a veces ya no sabemos qué hacer, pero ustedes pueden ayudar más que nadie.

Cuando Jesús una vez bendijo a los niños, sus discípulos querían echarles, pero él no lo permitió. Les dijo: “Dejen que los niños vengan a mí, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.” Jesús les confirió un poder especial para que le puedan ayudar a derrotar el mal en el mundo a través de la oración.

Por eso, les queremos invitar este año nuevamente a rezar todos juntos el rosario para rogar por la paz en el mundo. Deben saber que el rosario dispone de gran poder. Al rezar el rosario toman a la Virgen de la mano y ella puede obte- ner con ustedes verdaderos milagros de Jesús, así como Santa María Alfonsina de Palestina, cuya historia queremos contar ahora. El 14 de abril de 1886 sucedió algo totalmente increíble:

Nousseira Habib, de 12 años, se ofreció como voluntaria para limpiar el piso de la casa de las Hermanas. En esa época, sin embargo, no había agua corriente como ahora, había que ir a un pozo y subir el agua con un cubo colgado de una cuerda.



Las primeras veces todo salió bien, pero después de un rato la niña ya no tuvo fuerzas suficientes y el cubo lleno de agua la arrastró, de modo que cayó en la cisterna de ocho metros de profundidad. Sor Catarina, que lo había observado todo, gritó pidiendo ayuda hasta que al cabo de diez minutos finalmente llegaron unos hombres con una cuerda que echaron al pozo. Dos veces vieron a la niña aparecer en la superficie, pero como se había desmayado, no pudo agarrarse a la cuerda. Entre tanto, los padres y muchas otras personas de la aldea habían acudido al pozo, gritando y llorando. Pero nadie pudo ayudar a la niña.
                                                                                                                                                    Entonces, la hermana Alfonsina llamó a los niños, que estaban a su alrededor, y fue con ellos al tabernáculo en la iglesia. Todos pidieron a Jesús de todo corazón que salvara a su compañera de clase. A continuación, la hermana Alfonsina corrió rápidamente a través de la multitud de vuelta al pozo y arrojó su rosario a Nousseira. Gritó en voz alta: “Reina del Rosario, salva a la niña y ayúdanos en nuestra gran tribulación.” La gente se rio de ella y gritó: “La pequeña se ha ahogado, lleva casi una hora en el fondo de la cisterna.” Pero la hermana Alfonsina no se dejó disuadir.

Volvió a la iglesia donde estaban los niños y rezó con ellos el rosario. La hermana Catarina, que se había quedado junto a la cisterna, también creía en que la Virgen podía pedirle cual- quier cosa a Dios. Por eso dejó caer nuevamente un cubo hasta el fondo del pozo. De repente la cuerda se movió.

Cuando la hermana subió el cubo con la ayuda de un hombre - ¡imagínense! - Nousseira estaba dentro de pie con el rosario alrededor de su cuello. Como si nada hubiera pasado, abrazó a su maestra y le dijo: “Cuando estuve en el agua, sentí que un brillante y resplandeciente rosario cayó sobre mí y se colocó alrededor de mi cuello y de mi mano. La cisterna estaba entonces completamente llena de luz. Me sentí tan cómoda en el agua como en una cama. Entonces vi a mucha gente en la apertura de la cisterna, y escuché una voz que gritaba: ¡Agarra la cuerda! La agarré y salí sana y salva.”

Inmediatamente Sor Catarina corrió a la iglesia y le contó a Sor Alfonsina sobre la maravillosa salvación. Nousseira corrió con alegría hacia Sor Alfonsina y exclamó muy emocionada: “¡Estoy tan feliz por lo que vi en la cisterna iluminada por el rosario! Siento que me hayan sacado tan temprano.” A partir de ese momento, Nousseira rezó el rosario con las hermanas todos los días y le contaba a todos los interesados sobre su maravillosa salvación.


¡Muchas gracias por su oración!



 







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