Menu


Si Crees verás la Gloria de Dios
Dios quiere que sus hijos confíen en Él.


Fuente: Catholic.Net



Al morir Lázaro, Marta, María y Jesús, van al sepulcro.

“Jesús dijo: "Quitad la piedra". Marta, la hermana del difunto, le dijo: "Señor, ya huele, pues lleva cuatro días.” (Juan 11,39)

“Jesús le respondió: "¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11,40)

De aquí se pueden desprender dos lecciones: por una parte, para Dios nada es imposible y por otra, y es de imaginar, que Jesús le ha pedido al Padre que resucite a su amigo a lo cual Dios accede. Recordamos entonces lo que Jesús nos dice en la Sagrada Escritura:

“Todo lo que pidáis en oración con fe lo recibiréis.” (Mateo 21,22)



Pero lo más importante… nos habla a creer y de tener confianza y fe en Jesucristo, pues sólo así llegaremos al Padre.

“Confiar en Dios” es una oración corta, pero que significa mucho, expresión que nos pone a prueba día a día. Significa tener la certeza de que la presencia del Señor, es efectiva en nuestros corazones ante cualquier circunstancia. Es poseer la convicción de que podremos descansar en Él, todas nuestras cargas y salir victoriosos de esos obstáculos que se nos presentan. Dios quiere que sus hijos confíen en Él y que se mantengan fieles a su Palabra, así como Él permanece siempre fiel ante nosotros, a pesar de que muchas veces le fallamos.

“Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.” (Hebreros 4,16)

La confianza es fe; Dios confía en el hombre. Dios nos invita a que nos acerquemos a Él y nos pide actos de confianza, que no tengamos miedo, Él quiere establecer una alianza de amor que se renueve cada mañana, cada día. Debemos dejarnos vencer por Dios, con la seguridad de que podemos descansar en la voluntad del Señor.

Vemos en el mundo personas agobiadas por el futuro, buscando siempre un escenario en el que puedan estar mejor, a pesar de tener todo lo material, continúan ambicionando algo más. Si confiáramos en la providencia de Dios, no tendríamos estos temores.



“¿Qué más podremos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Romanos 8,31)

La oración es la puerta de entrada para lograr la confianza en Dios; si ejercitáramos esta práctica día a día, en cada momento, de a poco irá creciendo nuestra relación con Él y de a poco iremos experimentando el abandono en su voluntad. Vivir en su abandono es un regalo maravilloso, pero debemos dejarnos obrar y conducir por el Espíritu Santo para que sople siempre hacia la voluntad del Padre.

“Pongo mi alma entre tus manos,

te la doy, Dios mío,

con todo el ardor de mi corazón

porque te amo,

y es para mí una necesidad de amor

el darme, el entregarme

entre tus manos sin medida,

con infinita confianza,

porque Tú eres mi Padre. Amén”

(Padre Ignacio Larrañaga)

Confianza y fe; fe y abandono… todo un proceso. Un camino o la ruta que conduce al misterio e Dios. Nada simple de recorrer, es toda una peregrinación por un desierto, en donde encontraremos hambre, sed, cansancio y quizás desolación. Pero con nuestro claro objetivo, la meta que es Dios y los ojos puestos en Él, tendremos la fortaleza para no sucumbir. Es todo un esfuerzo tal como nos dijo Jesús.

“Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán.” (Lucas 13,24)

Sin embargo, el maravilloso premio a la perseverancia, fidelidad y sumisión recompensa y sana todo. Se trata de alcanzar el Reino de los Cielos por medio de esta fe, que de a poco iremos madurando y venciendo todas aquellas oscuridades que nos puedan cegar.

Experimentemos el abandono en el nido amoroso del Padre, él jamás nos fallará y no existe premio más cierto, auténtico y verdadero que nos da la fe en Él; sólo así podremos sentir el descanso y paz en la certeza de su voluntad.

“Confiad en el Señor incesantemente, porque el Señor es la roca eterna.” (Isaías 26,3)







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |