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¿Se puede amar y ser amado para siempre?
Salvaguardar el noviazgo


Por: Dr. Óscar Perdiz Figueroa | Fuente: Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II



Las cosas no se hacen solas, mientras más grandiosas, más requieren de un proyecto preciso y de llevarlo a cabo. ¿Puede haber algo más grandioso que el amor? ¿Por qué tanta flojera e instintivismo entonces? ¿Por qué casi nadie se prepara para amar, o se siguen modelos empobrecedores que no conducen a nada útil? Los resultados a la vista están…

1. ¿Nuevos tipos de relación? Hoy la gente busca tener éxito y realizarse y para ello hay muchos tipos de relación. Martha prefiere vivir sin marido ni hijos, está segura de no morir sola, eso es casi imposible –dice– con tantas redes sociales. Éstas arrojan cientos de páginas en las que hombres y mujeres se divierten o buscan candidatos para una relación a largo plazo. Existen los swingers o intercambio de parejas sexuales o de compañía. Pero están también las relaciones híbridas, “parejas abiertas” o “mono/no-mono”, en que uno es monógamo y da libertad al otro para relacionarse con terceras personas. Hay quienes optan por la “flexisexualidad”: hoy hacer de chico y mañana de chica rumbo a unas relaciones más abiertas. Otra posibilidad son las citas múltiples o “probar antes de usar”. Quien decide superar la “vulgaridad del sexo” puede elegir el poliamor que consiste en amar a varias personas, a veces dando prioridad a unas sobre otras… Hay cada vez más tipos de relaciones que las vuelven inclasificables. Estas formas de indefinir-se, provienen en parte de la educación que pone el sexo como un juguete o medio de diversión sin responsabilidad ni apertura al amor sexual cargada de psicoanálisis, que concibe la sexualidad como pura pulsión, proviene también del narcisismo que se sorbe en casa.

2. Conformarse con las migajas del amor. El punto es, ser felices, sanos y plenos y no entrar en una clasificación u otra. Se puede ser todo lo moderno que se quiera pero estas formas de amor sólo llevan a la insatisfacción. Son fruto de la flojera, de la ignorancia –a veces no es todo culpa de la persona sino del ambiente– o del despiste. ¿Qué generan?, inseguridad, violencia, celos desproporcionados, deseo de posesión, dependencia de los otros y de sustancias nocivas como abuso del alcohol y drogas, en muchos casos revelan poco sentido de la propia dignidad o de una fragilidad emocional que se conforma con las migajas del amor.

3. Apostar sin miedo. Estamos hechos para la plenitud y el camino para la felicidad es el amar. Los seres humanos, por ser sexuados, somos relacionales, toda persona es esponsal, nupcial y conjugable. Esponsal –del latín sponda, la otra orilla– significa que estamos llamados a crear un puente solido con el otro, para siempre. Nupcial significa que estamos llamados a celebrar la presencia del otro y promoverlo. Conjugable o conyugal significa que estamos llamados a conjugar la vida toda con alguien más en un amor pleno, libre y total. Con defectos, caídas, ilusión, y aprendizaje se puede lograr. La pareja ideal no se encuentra, se hace.

4. Amor es sentimiento, amar es elegir al otro y su bien. El amor es el anhelo de recibir, de ser promovido, apreciado, querido y deseado. Puede ser atracción o amor de eros es un amor que se sitúa dentro de un ámbito sagrado que tiene que ver  con la unión íntima entre un hombre y una mujer envueltos en el misterio de la vida y que de suyo implica fidelidad corporal absoluta, sabiendo que no todo en la vida de pareja se reduce a goce. El mayor enemigo de Eros es el egoísmo. Éste elige no a la persona sino cosas o aspectos de la persona: su cuerpo, sus órganos, sus cosas, su placer y no elige a la persona.  Amar es proyectar y buscar una historia entre dos. El amar se realiza con amistad, ésta consiste en dirigir la mirada, juntos hacia delante. Sin amistad, no van a ningún lado pues no tienen proyecto ni futuro. El amar tiene un grado más elevado y es la donación o benevolencia. Somos imagen de Dios porque podemos amar como él. Por eso el ateísmo actual es sinónimo de incapacidad para amar. Amar a alguien sobre todo en el matrimonio y la familia, implica una continua lucha y un sobreponerse a sí mismo. Es cultivarse y cultivar al otro, como un jardín: “porque quiero lo mejor para ti porque te amo y lo demuestro con manifestaciones concretas de eros y afecto”.

5. Amar es proyectar y el matrimonio es el espacio natural del amor. Consiste en tener un proyecto de vida con otro, hacerlo el propio proyecto. Buscar lo mejor para él, recíprocamente. Eso no se hace en diez minutos. Las grandes catedrales se construyen con miles de piedras, los matrimonios, con detalles diarios. El amor además y por encima de sentimientos, pasiones, es una historia entre dos. Es hacer del otro mi proyecto, proyectarnos juntos y no usarlo para mis proyectos egoístas. No consiste en realizar-me a costa del otro sino de promoverlo. Paradójico pero es el único camino de realización última. La verdadera libertad está en la capacidad para entregarse a alguien y no en ser esclavo de los propios caprichos. En la propuesta cristiana, nadie está solo, el matrimonio es la forma más elevada de vivir el misterio de amor de Cristo esposo por la humanidad, su esposa, representada en Israel, María y en la Iglesia, esto habrá que profundizarlo.

6. El amor requiere de preparación, formación y ejercicio. ¿Cómo va a correr un maratón quien no ha corrido ni cien metros? Todos necesitamos ser amados pero la verdadera necesidad vital es amar, donarse. Por eso la gran tarea existencial de cada uno es aprender a amar. Hoy se aprende de todo menos a amar. Es paradójico pero la felicidad y la realización personal se logran, no en el recibir sino dándose. Por ello la felicidad la logran las personas que se entregan y no en los narcisistas. Esperar ser amados sin amar sólo conduce a la angustia de no ser amados y al basurero del amor y eso es lo que domina en los nuevos tipos de relación. La preparación al matrimonio empieza en el seno materno, las familias deberían ser escuelas de amor donde desde niños se mame el amor: sentirse amados y aprender a dar en clave de servicio. Esto parece extraño y absurdo en una sociedad que nos dice que no somos más que monos y que todo el mundo está para servirnos.

7. Noviazgo, la mejor inversión. Noviazgo –de novus en latín– significa novedad. Es una etapa necesaria de la historia de amor, en italiano se dice fidanzamento, periodo de confianza y fiabilidad, por tanto de sinceridad. ¡Es tan común fingir lo que no se es! El noviazgo es una preparación para el matrimonio, y no un entretenimiento sentimental o sexual. Por ello son importantes el conocer-se, la edad (no se puede hablar de noviazgo antes de los 18 años) y la duración, no debería superar los siete años, para madurar en el amor. Es invertir en el mayor proyecto de una persona que es el amor.

8. Conocer-se y dialogar sin celulares. Hay que conocer los mapas o patrones propios y del otro. Hay que saber qué piensan del sexo, qué esperan el uno del otro. Pide conocer el lenguaje masculino y femenino, el mapa amoroso del otro, su lenguaje del amor, su educación amorosa, las relaciones en su familia, las expectativas económicas y sus planes a futuro, su profesión. Otro tema de conocimiento mutuo han de ser los hijos; conocer los apegos y prioridades propias y del otro; dialogar sobre la privacía de ambos respecto al entorno y de cada uno, sus aficiones, etc. No son las cosas o los problemas lo que rompe las relaciones, sino las actitudes, de desprecio, egocentrismo, inseguridad y pereza. Los matrimonios deberían dedicar al menos media hora de comunicación y escucha activa y efectiva. Los novios también, dependiendo de su circunstancia deberían hablar directamente, sin distractores como los celulares, las pantallas o el sexo. Para eso es el noviazgo.

9. El amor es total y fecundo. Total significa que se ama a toda la persona, no sus atributos o lo que me da. Fecundo se deriva de lo anterior, significa apertura a la vida y exclusividad: responder a la aspiración del enamoramiento que era la de estar para siempre con el otro: reservarse para el otro. La fecundidad es también y sobre todo espiritual, consiste en enriquecerse mutuamente y buscando ser mejores para acompañar a los hijos en el futuro. Esto implica a su vez, ordenar la sexualidad en la fidelidad, especialmente en una sociedad que nos bombardea con la falsa idea de que el sexo no es más que pulsión y juerga. La fecundidad implica también apertura a la trascendencia, los novios no están solos, están caminando inmersos en el amor de Dios que los acompaña y sostiene.

10. Acompañamiento, discernir y definición de etapas. Éste es especialmente necesario en la actualidad, en que dominan el narcisismo, el funcionalismo y el amor de consumo y descarte. Es necesario revalorizar el noviazgo. La relación de pareja es la mayor aventura de toda la vida. Hay que marcar las etapas, proponerse metas y un plan de vida, de trabajo en alguna virtud a partir de los propios defectos, celebrarlas con los sacramentos. Es bueno formar comunidades, participar en algún movimiento o acompañamiento, no ver la participación en la iglesia como un peso o pérdida de tiempo sino como una oportunidad de entrenamiento. Las iglesias también tienen la tarea de formar y no limitarse a entretener. Hay que ser críticos con nuevas etapas como los quedantes, salientes y otras. Parecen tener buena intención y cierta seriedad, pero hay que estar alerta para que no sean nuevas formas de posesión y dependencia.   

Conclusión, ¿se puede amar y ser amado para siempre?

Amar y ser amado es posible y  millones de personas lo han demostrado, con caídas y riesgos, con sufrimiento y perdón, ¡pero siempre victoriosos! Esa es la fuente de felicidad y no la obsesión por experiencias de adrenalina y estimulantes, que solo dejan más vacías a la personas.  ¿No vale más el verdadero sentido de vida que el supuesto éxito? ¿No nos quedamos a veces más en los deseos y en las modas, y descuidamos nuestros verdaderos anhelos? Hay que exhortar ¡Adolescentes y jóvenes!: ¡desconfíen de quienes sólo les incitan al placer, a una vida fácil, comodona y a ser unos vagos que sólo exigen derechos! ¡Escuchen a quienes les plantean desafíos, crecimiento, esfuerzo y servicio! Éste es el camino a la felicidad.

Más información: diplomados@familia.edu.mx tel. (55)53288080 ext. 7149 (Ciudad de México)
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