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"Quien cumpla y enseñe mis mandamientos, será grande en el Reino de los cielos"
Meditación al Evangelio 27 de abril de 2019 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Decía un mecánico a sus aprendices: “los detalles son los que dan la seguridad en un vehículo. No basta con tener reparado el motor, se tiene que poner atención a cada uno de los pequeños detalles para dar seguridad” Hay quienes pretenden ser héroes por una sola acción y muchas veces así son reconocidos y premiados, pero después en su vida diaria no son capaces de asumir las responsabilidades y compromisos.

Jesús nos enseña que el Reino de los cielos se construye poniendo la atención a todos los detalles del cumplimiento de la ley. ¡Ojo! No es el cumplimiento farisaico de quien pretende ser perfecto y con ello se cree con derecho a obtener los premios del Reino.

Es la actitud del enamorado que busca hasta en los pequeños detalles tener la delicadeza del amor. Así se construye el Reino: poniendo verdadero amor y dedicación a todos los momentos y a todas las circunstancias de la vida. Esas que parecen sin importancia.

La atención delicada con el pobre, la palabra de aliento al desconocido, el recibir cada palabra del evangelio con delicadeza, cada pequeña acción va haciendo el camino que construye el Reino. Alguien decía que debemos poner atención a las letras pequeñas porque muchas veces ahí se encuentran las cosas importantes. Hoy Jesús parece sugerir lo mismo.

No viene a abolir la ley ni los profetas, sino todo lo contrario a darle cumplimiento, pero un cumplimiento con sentido y con espíritu. No es cumplir por cumplir, sino es descubrir la felicidad en el cumplimiento. No es cargar a más no poder con los mandamientos, sino dar sentido a cada instante de nuestra vida poniéndola ante los ojos amorosos de Dios nuestro Padre. Con que diferente espíritu se realizan las actividades cuando se ama y se está enamorado; todo lo contrario sucede cuando sólo se realizan los trabajos por obligación o por interés. Jesús viene a darle un verdadero sentido a nuestra vida.

Si pensamos que Él nos acompaña en cada momento: cuando rezamos, pero también cuando nos divertimos; cuando trabajamos junto al hermano necesitado, cuando sonreímos y también cuando nos entristecemos por el dolor injustamente causado. Junto con Jesús, desde nuestra pequeñez y nuestra miseria, podemos ir construyendo su Reino.







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