"¿Acaso de Galilea va a venir el Mesías?"
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
Jesús en su tiempo y en nuestro tiempo es signo de contradicción. Mucha gente lo seguía y se entusiasmaba con sus predicaciones y sus milagros, pero después surgían las dudas porque no era un Mesías “a modo”, ni correspondía a los esquemas de un Mesías que se pudiera manejar desde el poder político y religioso.
Está minando el poder de los dirigentes religiosos no tanto porque hable contra ellos, sino porque al hablar la verdad, desenmascara sus actitudes contradictorias. Habla Jesús como quien tiene autoridad y las multitudes lo siguen.
Las dudas provienen de dos frentes: los poderosos que se sienten descubiertos y el humilde origen que le atribuyen a Jesús. Si los poderosos buscan en la violencia la forma de suprimirlo, las críticas y las desconfianzas parten de ambos frentes. La desconfianza y las dudas que se lanzan contra los pequeños acaban por agobiarlos con complejos de inferioridad y de impotencia. ¿Puede salir algo bueno y noble de la gente sencilla? Muchas veces los mismos pequeños son quienes acaban destruyendo los esfuerzos que hacen los hermanos por llevar libertad y verdad al pueblo pobre. Si el poder puede destruir, las dudas de los hermanos desalientan y obstaculizan el camino.
Y muchas veces este sistema es utilizado por los poderosos: crear desconfianza y división entre los hermanos. ¿Puede salir algo bueno de Galilea? Sí, de la Galilea de la gente inculta, de la Galilea situada en la frontera que es propicia para innovaciones y las actitudes paganas, de la Galilea que huele más a pobreza, trabajo de campo y sencillez, que a textos de leyes y que a humos de incienso.
De allá viene Jesús porque ha querido Él también estar en la frontera y en la sospecha, porque ha querido compartir las dudas de los sencillos y los obstáculos del hambre y de la falta de respeto. No le pueden quitar la autoridad que el pueblo le ha otorgado, pero sí pueden manipular las opiniones y las encuestas de popularidad. Difamar, desprestigiar, era y es el camino que muchos utilizan para frenar el movimiento del pueblo.
La mentira, el chisme y la desconfianza terminan con muchos proyectos de los sencillos. Hoy sintámonos acompañados y fortalecidos por Jesús. Él, el pequeño y despreciado, ha sabido dar dignidad y respeto a los más despreciados haciéndose uno de ellos.