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Ayudarle a ver... en medio de tantas luces
La generosidad hará en parte la diferencia entre quienes se deciden a seguir esa voluntad de Dios hasta sus últimas consecuencias y quien se queda a medio camino.


Por: Germán Sánchez | Fuente: Catholic.net



"Quien percibe real y claramente la voluntad de Dios, o mejor dicho, a quien esa voluntad de Dios se manifiesta con nitidez, está dispuesto al instante a obedecerla y es capaz de renunciar generosamente a todo aquello que le es contrario, porque la voluntad de Dios, de hecho, porta en sí misma una gran fuerza de persuasión"1.

A nadie le cabe la menor duda el efecto tan grande que tiene la voluntad de Dios en la vida de un hombre, especialmente cuando este hombre se pone a la completa disposición de ella. Ejemplos los tenemos de sobra, desde la "revolución" causada en el interior de los apóstoles, pasando por los primeros mártires cristianos, hasta en las fechas recientes donde muchos de nuestros hermanos dan su vida arriesgándola por el evangelio. La cuestión radica primordialmente en ver con nitidez esa voluntad de Dios. Teóricamente todas las chicas que se ponen en camino para hacer un discernimiento espiritual quieren cumplir en sus vidas con lo que Dios les proponga. La generosidad hará en parte la diferencia entre quienes se deciden a seguir esa voluntad de Dios hasta sus últimas consecuencias y quien se queda a medio camino. Pero también debemos de tomar en cuenta que muchas veces la candidata no llegar a ver con nitidez la voluntad de Dios en su vida. No depende tanto de Dios, sino de la chica el tener la capacidad de percibir claramente esa voluntad. El caso de la Virgen María nos sirve para ejemplificar el concepto que queremos explicar. Cuando Ella percibe a través del Ángel la llamada de Dios, por una serie de dones con la que Dios le había regalado, capta en ese momento cuál es la voluntad de Dios en su vida. Y es la voluntad de Dios, junto con la colaboración de Ella, la que le hace capaz de renunciar generosamente a todos los planes que Ella había acariciado. Es la voluntad de Dios la que polariza su existencia.

Pero muchas de nuestras jóvenes de hoy en día no ven con nitidez la voluntad de Dios. El problema será hacerles ver con claridad cuál es la voluntad de Dios para su vida. En el proceso de la respuesta a la vocación, es necesario que ellas perciban esa voluntad para sus vidas, de lo contrario arriesgamos una respuesta en el vacío, y así, se juega prácticamente la futura vocación, en caso que Dios la esté llamando por este camino.

La llamada de Dios "golpea" diversas áreas de la vida de la joven, desencadenando una reacción de nuevos deseos, muchas veces hasta ahora desconocidos para ella. Es el conjunto de estos deseos, junto a otros ya tenidos en su vida, los que "opacan", "ofuscan", "entenebrecen", en pocas palabras, no dejan ver con nitidez la voluntad de Dios en la propia vida. La plenitud de este momento vocacional, aquello que le permitirá seguir adelante en el proceso de la respuesta, consistirá en que la joven identifique y distinga claramente cuál es la voluntad de Dios para su vida y darle a todos los otros deseos que se desencadenan o que ya existen, el lugar que les corresponde. No se trata de "eliminar" los otros deseos, pues el hombre siempre los seguirá teniendo. Se trata de ayudarle a distinguir entre lo que son sus deseos y cuál es "el deseo" de Dios para su vida. Y no hay mejor lugar para escuchar la voluntad de Dios con nitidez que un clima de recogimiento y de silencio, en donde se distinga claramente entre "el deseo de Dios" y los otros deseos que no son de Dios, es decir, los propios deseos. De ahí que sea oportuno iniciar a la chica a llevar una vida de intensa oración. Una oración en la que tenga como petición ver la voluntad de Dios y la fuerza para ser generoso en la respuesta vocacional. De esta manera, la candidata irá conociendo la forma y el lugar de buscar la voluntad de Dios para su vida.

No es el caso en este artículo de hacer un excursus sobre la oración. Bástenos decir que la chica debe ensayarse con un buen método de oración que le permita escuchar la voluntad de Dios para su vida y la generosidad suficiente para responder positivamente al llamado.

Con respecto a los otros deseos habrá que enseñarle a jerarquizarlos de acuerdo a una escala de valores. Hemos dicho que en esta etapa, la labor más importante de la directora espiritual es trabajar para que la chica sea generosa, para que responda con amor y que vea con claridad cuál es la voluntad de Dios para su vida. Por lo tanto, Dios debería ser en su vida el valor principal. La joven aprenderá a ver todos los otros deseos que surgen en su alma en función a este valor principal. Su confianza con la directora espiritual será la base para que este aprendizaje se realice fructuosamente.

Para quien ya tiene experiencia en la pastoral vocacional, sabe que en esta etapa la joven se va haciendo cada vez más consciente que la respuesta a su pregunta fundamental "¿qué tengo que hacer en la vida?", "esto que siento, ¿será indicio de una vocación religiosa?", la tiene ella misma. Busca tan sólo una confirmación y una clarificación. Frente a los innumerables deseos personales que se forman anexos a la voluntad de Dios, la directora espiritual ayudará a examinarlos y verlos en clave jerárquica, es decir, de acuerdo a Dios.

Estos deseos "anexos" provienen de los fines en la vida que se ha fijado la chica, antes de recibir la llamada vocacional o justo en el momento en que se da la llamada vocacional. Son deseos que provienen de un fin, de una "opción fundamental" como diría la filosofía antropológica2. Pueden ser deseos de cualquier tipo, pero siempre tenderán al fin último, a la opción fundamental. La llamada vocacional, la consagración a Dios, sabemos que requiere que toda la mujer sea polarizada hacia el ideal de Dios. El fin último, la opción fundamental que requiere no ser compartida con ninguna otra, es Cristo. "La persona de Jesús y la <> de la que Él habla son el único motivo -único móvil- que impulsa al llamado a dar su asentimiento"3.

Todos los deseos tendrán que "re-convertirse" al deseo fundamental que será el deseo de un absoluto Amor. Si bien este deseo podría haber existido anteriormente, ahora cobrará mayor fuerza y todo debe caer en torno a él, si piensa vivir con coherencia al llamado. Esto comporta lógicamente una renuncia a todo aquello que no es voluntad de Dios, o sea, al llamado de Dios. "El amor y el gozo siempre rigen la renuncia"4.

La labor de la directora espiritual, juntamente con los que hemos mencionado en esta etapa, consistirá en enseñar pacientemente a la chica a escuchar los deseos del corazón y a confrontarlos con la voluntad de Dios. En los dos capítulos siguientes veremos cómo puede realizarse esta labor.

NOTAS
1 André Louf, op. cit., p. 190. Las palabras en cursillas han sido resaltadas por el autor para revelar la importancia del concepto que desarrollará en el presente capítulo.
2 Battista Mondin y Lucas Lucas, entre otros señalan profusamente la importancia de la "opción fundamental" en el proceso de la libertad y la toma de decisiones de las persona.
3 Francisco Berra, Venid y veréis, Editorial Nueva Evangelización, México, D.F., 1999.
4 André Louf, op. cit. p. 101




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