Menu


El libro como una cátedra a domicilio
El libro, por lo mismo, es como una especie de cátedra a disposición, potencialmente, de miles de oyentes (mejor, de lectores)


Por: P. Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net



Quien escribe y publica un texto busca comunicar ideas, emociones, imágenes, datos, reflexiones personales y otros posibles mensajes.

Desea entrar en comunicación con lectores más o menos definidos. Algunos, quizá, cercanos: personas que tienen las mismas ideas y gustos. Otros, de manera sorprendente, lejanos: lectores que nadie habría sospechado.

Ya en la Antigüedad, los griegos reflexionaron sobre la condición misteriosa del libro, que "escapa" al control de su autor para llegar a cientos, miles de ojos y de corazones más allá de muchas previsiones.

El libro, por lo mismo, es como una especie de cátedra a disposición, potencialmente, de miles de oyentes (mejor, de lectores).

Pasa de mano en mano. Desde un amigo que lo comparte, o una biblioteca que lo ofrece, o un sitio de Internet que lo conserva digitalizado, unas páginas llegan a hablar a personas de lugares y de épocas diferentes.



Uno de los problemas de esa cátedra a domicilio, asequible a casi todos sin ningún filtro, es que carece de la fuerza y el tacto del trato directo.

Platón había subrayado ese "peligro" de los libros: no puede escoger a los lectores adecuados, ni puede responder a las preguntas que surjan en quienes leen un escrito concreto.

Por eso, en un diálogo titulado "Fedro", Platón compara al libro como una pintura, un cuadro, que permanece mudo, que no puede explicarse, que solo repite una y otra vez lo que ha quedado fijado con la ayuda de las letras.

El libro, hoy como hace miles de años, se transmite de maneras incontroladas y llega a influir en millones de personas.

De ahí surge la responsabilidad de quien toma una pluma, o un bolígrafo, o un teclado, y empieza a fijar con letras muertas unas ideas que volarán muy lejos.



¿Ayudarán a otros? ¿Servirán para mejorar la vida ética? ¿Promoverán la justicia? ¿Reflejarán ese anhelo por la verdad y la belleza que tenemos en nuestros corazones?

Son preguntas que vale la pena poner ante los ojos y el corazón antes de plasmar por escrito un texto nuevo que, quiéralo Dios, esperamos sea de ayuda para todos aquellos que anhelan encontrar escritos que sirvan de ayuda en el complejo y apasionante camino de la vida.







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |