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El que pierda su vida por mí, ése la encontrará
Meditación al Evangelio 5 de febrero de 2020 (audio)


Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net



Al celebrar hoy a San Felipe de Jesús, mártir mexicano, y en nuestra diócesis de Irapuato a San Bernabé de Jesús Méndez Montoya, uno de los mártires cristeros, se nos presentan como una de las más grandes urgencias de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad, la situación de los jóvenes actuales.

A veces aparecen tan desprotegidos, tan frágiles, ante los embates de una avalancha de propuestas y tentaciones que los llevan a olvidarse de los ideales que Jesús nos propone. Las dos imágenes que hoy se nos presentan, por una parte, los dos grandes santos mártires que con su sangre dan testimonio del amor a Cristo; y por la otra, el mismo Jesús enseñando sus exigencias para quien quiere seguirlo de verdad, son como retos que nos impulsan para presentarlos como ideales a nuestros jóvenes.

Vale la pena hoy entregarse por Jesús y su Reino, vale la pena luchar por la verdad, vale la pena sacrificarse por la justicia. Cristo es un modelo para el joven y no el modelo acomodaticio y facilón que nos presenta la sociedad. Cristo es una figura que atrae y subyuga por su integridad y por su valentía. No deja de decir la verdad, aunque está perseguido, no deja de proponer la justicia, aunque lo amenazan de muerte y aunque haya dificultades. Son valores que hoy tendríamos que vivir y enseñarlos a nuestros jóvenes.

A veces damos la impresión de que la verdad y la justicia, son tan pasajeras como la moda que van presentado los artistas y las novelas. A veces confunden el verdadero amor, con el amor de pasión y diversión que se les proponen en sus canciones, y no encontramos formas de presentar ni la solidez de una doctrina, ni la verdad del amor sincero. San Felipe de Jesús es reconocido como un joven valeroso que se lanza con sus inquietudes a vivir la aventura de Cristo.

El Padre Méndez como un enamorado de la Eucaristía que lo llevó al martirio. Es riesgoso seguir a Cristo, pero ellos aceptan la cruz. Es cierto tiene que atravesar los mares, pero lo hace lleno de ilusión. Ha entendido la esencia del Evangelio: llevar Buena Nueva con alegría a todos los rincones de la tierra. Jóvenes, sean atrevidos y valientes, sueñen y luchen por sus sueños, vale la pena vivir por Jesús y por su Evangelio.







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