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Ensayo de Teología Bíblica. México. 100965

La Sangre de la Nueva Alianza Primera parte
Hay que remontarse al sentido más antiguo que daba el pueblo judío al concepto de SANGRE.


Por: Alfonso Gortaire Iturralde | Fuente: Catholic.net



1.- Introducción

Una inquietud sacerdotal me impulsó a realizar este trabajo, tomando como base el Ministerio de la Eucaristía; porque, en último término ¿Qué significan el CUERPO y la SANGRE de Cristo en las palabras de la Consagración?... ¿Cuál es la trascendencia plena del milagro eucarístico, según las palabras del Señor en su contexto cultural? ¿Alianza? ¿Sacrificio? ¿Alimento? ¿Unidad en Cristo? En este trabajo he llegado a comprender con una sincera actitud de búsqueda las palabras de Cristo dentro de su contexto cultural y, a través de él he buscado el sentido kerigmático trascendente de la PALABRA revelada por Cristo y que la revive el Sacerdote como una realidad nueva en el Sacramento de la Unidad de la Iglesia.

Confieso que al iniciar esta búsqueda no esperaba obtener mayor comprensión, pero al contacto vivo con las fuentes, la conquista de la Fe ha sido transformadora. El cúmulo de datos que aparecen en el estudio son una selección de innumerables textos que conducen a esclarecer las verdades que afloran del análisis, y, en su comprensión global, permiten vislumbrar la plenitud del sentido Eucarístico tal como lo pondera la Iglesia que basa su argumentación dogmática en los “esquemas” proporcionado por el estudio de las fuentes escriturísticas. Cristo nos legó su Palabra, pero esta PALABRA – gracias a la trascendencia infinita del Misterio Eucarístico – no es sólo palabra sino realidad viviente: es Cristo mismo en entrega sacrificial y eterna y en ÉL la síntesis de la Humanidad y del Universo que regresa al Padre. “El Cuerpo y la Sangre Eucarísticos no son, pues, sólo el memorial simbólico de un acontecimiento ya pasado, son toda la realidad del mundo escatológico en que vive Cristo” (Leon-Defour 65.273).

La presente investigación bíblica se inició por la búsqueda del significado de SANGRE en el texto del discurso de Mileto de S. Pablo /Ac. 20.28/: Mirad por vosotros mismos y por toda la Grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os puso por Obispos para pastorear la Iglesia de Dios, que Él hizo suya con su propia SANGRE”. Pero la primera revelación nació al comprender que el tema abarca una bibliografía muy extensa y daba, pues, mucho de sí. Había que decidir y seleccionar. Preferí, por tanto, centrar el estudio al texto Eucarístico porque encierra en sí el sentido de máxima plenitud de toda la Revelación, puesto que, por Él, la Palabra se hace Carne y Sangre de Redentor.

2. El texto Eucarístico 



2.1 Análisis

Se puede analizar en la observación de los textos, dos corrientes distintas de formulación: una aramea expresada sobre todo por Marcos y otra transmitida por Pablo, que refleja la tradición litúrgica de Antioquia. Mateo sigue a Marcos, y Lucas es una posible variación basada en Marcos y tal vez en la fuente que utilizó Pablo (Leon-Defour 65.269). Además de todos los elementos contenidos en estas fórmulas eucarísticas, insistiremos en una idea central: en estas palabras Jesús habló de su Sangre, como la Sangre de la Alianza (S. Teolg. 1965. 13.37).

Mt. 26. 28: ESTA ES LA SANGRE DE LA ALIANZA que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Cff. Ex. 24. 8.

Mc. 14. 24: ESTA ES MI SANGRE DE LA ALIANZA que es derramada por muchos…

Lc. 22. 19-20: ESTE ES EL CÁLIZ DE LA NUEVA ALIANZA EN MI SANGRE, el que por vosotros es derramado…



1 Cor. 11. 25: ESTE CÁLIZ ES EL NUEVO TESTAMENTO EN MI SANGRE…

Al analizar éstas fórmulas, cargadas de tradición litúrgica, se observa que las expresiones griegas tienen un sentido arameico que connota explicaciones más complejas: TOUTO ESTIN es un arameísmo (Jeremías 55-140), pues ESTIN no es una simple traducción del verbo copulativo ES, sino una transposición que pone énfasis (por el DEN) en el sentido de SOMA MUO – AIMA MOU, indicando una especial insistencia en la realidad concreta de las palabras. En el caso de la Sangre (y de Cuerpo) TO AIMA MOU es también un arameísmo – ‘idhmi – indica que “mi cuerpo – mi sangre” no se deben considerar como partes de un ser que vive. El Cuerpo y la Sangre hablan pues de toda la realidad vital del ser “hombre” que se entrega por los demás como TESTAMENTO, COMO ALIANZA NUEVA.

Hay que remontarse al sentido más antiguo que daba el pueblo judío al concepto de SANGRE. Se ha visto ya que la sola palabra tiene en sí misma un sentido más amplio puesto que connota la realidad total al designar una parte. Para los hebreos SANGRE tuvo el sentido de ALMA /Lev. 17. 14, Deut. 12. 23/ porque se suponía que en la sangre radicaba el principio vital, siendo la SANGRE el asiento del alma, pasa a ser también el principio vital; así en el Gen. 9. 5; Sam. 23. 17; 1 Par. 11. 19; Dt. 12. 23; Lv. 17. 11.

Si Dios es el autor de la vida y ésta tiene relación con la SANGRE /Sal. 104. 29/, el hombre no puede beber la sangre, sino que ésta, en las víctimas, ha de ser dedicada nuevamente a Dios por aspersión del altar, por expiación /Ex. 24. 3-8; Heb. 9. 12/.

Lev. 17. 11 “Porque el principio vital del cuerpo está en la SANGRE, y Yo os la he concedido sobre el altar a fin de celebrar la expiación en virtud de la vida que entraña” … Es importante señalar el sentido operativo – dinámico expiatorio de la Sangre.

Lev. 17.14 … “No tomaré la sangre de ningún ser, pues, la vida de toda carne es su sangre: quien la comiere será exterminado”.

2.2 La Alianza

Bajo esta concepción cobran luz los textos judíos del Antiguo Testamento en los que se puede reconocer a la SANGRE como un elemento sagrado, puesto que es la vida y la vida es de Dios. De ahí la prohibición de derramar la sangre /Gen. 4. 10/ porque la sangre que los hombres derraman clama la venganza de Dios /Ez. 24. 7/. De este principio viene también la prohibición de usar la sangre como alimento /Dt. 12. 16 / Gen. 9. 4/.

La noción de “elemento sagrado” adquiere la mayor importancia cuando Dios sella la Alianza con su pueblo en el Sinaí: “Ésta es la SANGRE DE LA ALIANZA, pues, por ella se establece el lazo de unión entre Dios y el pueblo /Zac. 0. 11/ Heb. 9. 16-21/.

Si se observa todo el contexto en el que aparece la aspersión de la SANGRE en el rito del Sinaí /Ex. 24. 3/ se distinguen dos partes: la inmolación de las víctimas y la aspersión de la sangre sobre el altar; pero sólo cuando el pueblo exclama: “Todo lo que ha dicho YAHWEH haremos y obedeceremos”. Moisés roció con la sangre al pueblo indicando así el pacto de la Alianza entre Dios y el pueblo.

(La segunda parte del ensayo la puedes encontrar en este enlace).







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