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¿Por qué creemos que la Virgen María fue concebida sin pecado?
Te explicamos más sobre el tercer dogma mariano: la Inmaculada Concepción de María.


Por: Alejandra Sosa | Fuente: Desde la Fe



¿Dónde en la Biblia dice que la Virgen María fue concebida sin pecado? Ella era pecadora como todos!”, escribió una persona, que el día de la Inmaculada Concepción entró a la página de Facebook de Desde la Fe y puso su comentario bajo una imagen de María. Su pregunta, que tal vez se plantean otras personas, amerita una triple respuesta.

1. Eso de que sólo se debe creer en lo que viene en la Biblia, es una idea que se refuta a sí misma, pues ¡no viene en la Biblia! En ningún lado dice que sólo haya que creer lo que en ella está escrito, y en cambio san Pablo y san Pedro piden obedecer lo que enseñan de viva voz (ver 1Cor 11,2; 2Tes 2, 15).

Recordemos que al inicio del cristianismo no existía la Biblia, la enseñanza era predicada y escuchada y así se transmitía. Y recordemos también que la Biblia no cayó del Cielo, que fue la Iglesia Católica la que la conjuntó, la que, bajo la guía del Espíritu Santo que Jesús prometió enviarle para guiarla a la verdad, decidió cuáles libros eran inspirados y debían formar parte de la Biblia y cuáles no.

2. En segundo lugar hay que decir que aunque en la Biblia no venga escrita la frase ‘concebida sin pecado’, sí puede deducirse esta verdad. Por ejemplo, en la Carta a los Hebreos dice que Jesús compartió en todo nuestra condición humana excepto en el pecado (ver Heb 4, 15). Si Jesús no quiso compartir nuestra condición pecadora, es lógico que se aseguró de que la mujer que lo engendrara no fuera pecadora. Así que la libró del pecado desde que fue concebida.

A todos nosotros Jesús nos libra del pecado después de nuestro nacimiento, en el Bautismo. A Su Madre la libró del pecado cuando fue concebida. Es dogma de fe, lo debemos creer.



Tercer dogma mariano. La Inmaculada Concepción de María.

Lee más sobre el primer y segundo dogma haciendo clic en los enlances.

Definido por el Papa Pío IX en san Pedro, el 8 de diciembre de 1854.

Afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: “A lo largo de siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María ‘llena de gracia’ (Lc 1, 28) por Dios, había sido redimida desde su concepción…preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador” (CCE # 491).

Dice el teólogo Scott Hahn que María fue redimida por un acto de preservación, y nosotros por uno de liberación. Es decir, a nosotros Jesús nos redime después de que nacemos; a María la redimió al ser concebida.



3. En tercer lugar cabe plantear esto que es de sentido común: Jesús, siendo Dios, podía prepararse una madre perfecta, ¿por qué no iba a hacerlo? Imposible pensar que hubiera querido por madre a una mujer iracunda, soberbia, perezosa, lujuriosa, avara, envidiosa, por citar sólo los 7 pecados capitales. Además, de una madre pecadora un hijo aprende malos ejemplos. ¿Cómo iba Dios a permitir que Su Hijo naciera de una mujer de la que aprendiera a mentir, robar, matar, fornicar o cualquier otro pecado que quepa imaginar?

Por otra parte, María no sólo sería Madre de Dios, sería la nueva Eva, que vendría a hacer lo contrario que hizo Eva y rescatarnos de las consecuencias del pecado de Eva.

Eva quiso ser como Dios y pecó. María fue humilde, se consideró esclava del Señor y nunca pecó. Eva desobedeció a Dios, y el hombre se volvió pecador. María obedeció y su obediencia nos trajo al Salvador. Es lógico que Aquel que nunca cometería pecado y que nos salvaría del pecado, decidiera nacer de una mujer sin pecado.

Quienes aseguran que María debió haber sido pecadora, repiten sin pensar lo que oyeron de alguien que con tal de deslindarse de la doctrina católica dice lo opuesto a lo que ésta enseña, sin darse cuenta de que su afirmación carece de solidez teológica y lógica.

En la Edad Media, el beato escocés Juan Duns Escoto, sacerdote franciscano, defendió genialmente esta verdad de fe. Son famosas sus cuatro afirmaciones irrefutables. Refiriéndose a Dios con relación a conceder a María ser concebida sin pecado, declaró: ‘Potuit. Decuit. Fecit.’ (Pudo. Convenía. Lo hizo).







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