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El buen diplomático, anclado en la tradición, pero dispuesto al diálogo
El Papa Francisco se reunió con la Comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica.


Fuente: L’Osservatore Romano



"Esta mundanidad asfixiante se cura saboreando el aire puro del Espíritu Santo, que nos libera de permanecer centrados en nosotros mismos, escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios. No nos dejemos robar el Evangelio" (EG 97). Con estas palabras se puede resumir bien el encuentro del Papa Francisco con la Comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica (PAE), que tuvo lugar ayer por la tarde en la Institución situada en la Plaza de la Minerva 74, de Roma, que desde hace 320 años forma al futuro personal de las Representaciones Pontificias.

Fue un encuentro sencillo, intenso y familiar, caracterizado por la fraternidad y la cercanía del Sucesor de Pedro con los jóvenes sacerdotes que se preparan para vivir su ministerio al servicio de la Iglesia y del Santo Padre en las distintas misiones diplomáticas.

Poco antes de las 18:30, el Papa fue recibido por el Presidente del PAE, Monseñor Joseph Marino, por el Secretario para las Representaciones Pontificias, Monseñor Jan Romeo Paw?owski, por el Ecónomo y Prefecto de Estudios, Monseñor Gabriel Marcelo Viola Casalongue y por los estudiantes. Un encuentro esperado durante dos años con inquietud y entusiasmo, que se perdió el año pasado a causa de la pandemia; un signo concreto de la paternal cercanía y atención del Santo Padre.

El Papa Francisco permaneció durante más de una hora con los sacerdotes en un diálogo sencillo y abierto. El Presidente, en nombre de todos, saludó y agradeció al Santo Padre la aceptación de la invitación, presentando a la comunidad, formada por 40 sacerdotes, 38 de los cuales son estudiantes de 25 países, e informándole de que, a pesar de la crisis sanitaria provocada por la pandemia, se han llevado a cabo todas las actividades previstas para el curso académico, marcadas por la oración, el estudio y diversos encuentros formativos.

En un ambiente familiar, los alumnos de la Academia formularon algunas preguntas al Santo Padre, que no dejó de dar respuestas claras, paternales y concretas. Se abordaron numerosos temas, como los desafíos actuales de la Iglesia, la labor misionera, el camino sinodal y el importante papel de la diplomacia papal bilateral y multilateral.



El Papa Francisco esbozó algunas características y atenciones que el buen diplomático debe cultivar y ejercer en su ministerio: ser hombres de oración, abiertos a la escucha del Evangelio, a las novedades, pero al mismo tiempo enraizados en la Tradición, dispuestos al diálogo y a la confrontación.

Al hablar de la esperada experiencia del año misionero de los ex alumnos, el Papa destacó que este período formativo, realizado en las periferias de la Iglesia Universal, enriquecerá su bagaje personal, humano, cultural y lingüístico.

Posteriormente, el Papa Francisco compartió la cena con la comunidad de la Academia, animando de manera especial a los 13 ex alumnos que pronto comenzarán su servicio en las Representaciones Pontificias. La Bendición Apostólica concluyó la velada y antes de regresar al Vaticano, el Santo Padre se reunió también con las Religiosas de la Comunidad Apostólica de María Siempre Virgen, que prestan sus servicios en la misma Pontificia Academia Eclesiástica.







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