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La sacramentalidad del matrimonio
Cada uno de los esposos le ofrece al otro lo mejor que tiene para la mutua santificación.


Por: Pbro. Francisco Ontiveros Gutiérrez | Fuente: Semanario Alégrate



El Sacramento de los esposos

El Matrimonio, misterio que se haya dentro de la clasificación de los sacramentos para el servicio del pueblo de Dios, es el único donde el ministro del mismo no lo constituye ninguno de los ordenados en alguno de los grados del sacerdocio. En el matrimonio los esposos son los ministros de su propio sacramento y el sacerdote es un testigo cualificado del mismo. Si bien es cierto que el matrimonio es anterior a la Iglesia, también es cierto que, a lo largo de toda la Escritura queda al descubierto que Dios mismo ha querido esta unión conyugal. Así, incluso, la misma biblia puede ser leída en clave matrimonial, la biblia comienza con el relato de una pareja inicial, el Bautista habla en clave matrimonial, Jesús comienza su vida pública con el milagro en una boda, la Escritura termina con unas nupcias…

Base del matrimonio

El matrimonio sólo puede ser posible si está cimentado en la base del amor; fuera o lejos del amor el matrimonio simplemente es imposible. El amor madurado de los contrayentes es el que los hace capaces del matrimonio, pues sólo puede contraer un compromiso de esa magnitud un adulto, con la madurez que esto implica. El matrimonio es el sacramento del amor que se profesan los esposos. Y, cuando están dispuestos a unir sus vidas por medio de una profesión solemne, es cuando piden a Dios, por medio de sus ministros, que administre en su favor la bendición que les capacitará para unir sus vidas en santo matrimonio, dejando de ser dos y convirtiéndose en una sola carne.

Y, ¿para qué casarnos?



Si el matrimonio es una institución tan antigua, porqué entonces, hacerlo ante un sacerdote, o ante la comunidad. Ninguno de los sacramentos se recibe por cumplir con un añejo requisito. Todos los sacramentos están en orden a la edificación del Reino de Dios. De tal manera que cuando alguien recibe los sacramentos cuenta con la bendición de Dios que lo capacita para ser un cristiano íntegro y maduro. Los sacramentos nos permiten vivir la vida buena y abundante que el Padre Dios ha querido para cada uno de sus hijos. Si se recibe la bendición de Dios, es porque resulta humanamente imposible cumplir con el compromiso tan grande que implica el matrimonio. Todos los sacramentos son posibles porque se cuenta con la bendición de Dios que posibilita todo.

Compartiendo un proyecto juntos

Muchos son los matrimonios en los que los esposos andan la vida en la loca carrera por ser felices. Cuenta que cobrará su factura, porque, como dirá el poeta, “el amor nunca termina, sólo cambia de lugar”. El matrimonio es una unión tan sagrada que es muy importante vivirlo en una solemne caridad conyugal, de tal modo que cada uno de los esposos le ofrece al otro lo mejor que tiene para la mutua santificación.







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