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Medicinas y fe humana
No es fácil saber cuántos confían en las medicinas porque han leído a fondo las indicaciones.


Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net



La fe humana acompaña continuamente la existencia de cada uno. Tenemos fe en lo que dicen algunos periódicos, en lo que comentan amigos y conocidos, en las medicinas que nos recomienda nuestro médico.

Si fijamos la atención en las medicinas, notamos que nuestra confianza (fe humana) al tomarlas se puede basar en diversos motivos.

Uno, seguramente el más consistente, radica en la prescripción de algún médico. Si el doctor me ha dicho que tome estas pastillas, estoy bastante convencido de que me harán bien.

Otra, menos segura, se basa en el consejo de algún familiar o amigo. Si al abuelo o a la tía le ha funcionado esta pastilla para la alergia, alguno empieza a usarla a ver si mejora su situación, si bien con posibles riesgos.

Con el mundo de Internet, la fe humana lleva a no pocos a usar medicinas porque las han visto recomendadas en un periódico, o en una página que parece seria, o en un blog de discusión sobre la enfermedad que uno desea curar.



No es fácil saber cuántos confían en las medicinas porque han leído a fondo las indicaciones que suelen incluirse en la caja donde estaban las pastillas que luego van a consumir.

De hecho, hay quienes no leen esas indicaciones. Otros no las comprenden del todo. Otros, ojalá fueran muchos, las leen al fondo y suelen aceptar lo que allí se explica desde una fe humana.

Un poco de experiencia, y también consejos de algunos médicos o de buenas páginas de Internet, podrían evitar una fe humana excesiva en ciertas medicinas, porque nos ayudaría a comprender que no todo es seguro, que existen posibles efectos colaterales, y que a algunas esta medicina no les ha ayudado en casi nada.

A pesar de que las medicinas no son infalibles, de que contienen cierto margen de riesgo, y de que los médicos pueden equivocarse al prescribirlas, la gente tiene una enorme fe humana en que esta medicina servirá, de algún modo, para curar las enfermedades o, al menos, para aliviar los males de las mismas.

Luego, la experiencia ayudará a comprender si esta fe humana se equivocó, incluso si llevó a más daños que beneficios; o si, como muchos deseamos y esperamos, esta medicina fue un momento importante para aliviar dolores, para eliminar síntomas dañinos, y para lograr algo de salud con la que seguir adelante en el camino de la vida.









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