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Nuestra devoción como familia
Cuidemos tan importante responsabilidad: el deber de orar con la familia.


Por: Sandra B. Lindo Sominín | Fuente: Semanario Alégrate



La devoción familiar es la disciplina espiritual por medio de la cual aprendemos a conocer, confiar, obedecer y adorar a Dios Nuestro Señor a través de las enseñanzas de las escrituras y la oración en nuestro hogar; son tiempos que debemos dedicar en nuestro hogar para leer la palabra, orar y adorar a Dios, porque una familia sin oración es un hogar sin techo, expuesta a las tormentas del cielo.

Debido a los muchos desafíos que enfrentamos como familias de hoy en día, ahora es el momento exacto y el hogar es el lugar perfecto para experimentar la cuaresma, porque el hogar es donde nos activamos y descansamos, donde tenemos esperanza y nos preocupamos, donde amamos y perdonamos. El hogar es donde experimentamos la salvación del día a día con mayor frecuencia. Las experiencias cuaresmales pueden tener lugar en casi todas las habitaciones del hogar. Podemos enseñarles que toda la familia se puede poner a prueba, como Jesús lo hizo durante 40 días en el desierto, y preguntarles ¿qué les gustaría hacer por alguien de la familia?, de esa manera cada miembro de la familia puede hacer un ejercicio de autoconocimiento, dejar de pensar en sus necesidades inmediatas y tratar de hacer sentir bien a la otra persona, y de esa forma podemos fomentar en ellos la práctica de la caridad.

Tenemos que convertir la cuaresma en una época de formación de valores. Aquí está nuestra formación como padres donde debemos hablar y ayudar, porque si los amamos les debemos ayudar a que sigan desarrollando todas sus virtudes.

Una práctica muy importante en nosotros los adultos es el ayuno, pero para nuestros hijos será de manera diferente, lo podemos aplicar, por ejemplo: que dejen ver televisión algunas horas de la tarde, dejar de comer su postre preferido, dejar de estar en las redes sociales, quitarles el celular por una hora o más, etc.

Dios siempre responde a nuestras oraciones; sigamos haciendo devociones familiares porque estas nos ayudan a cultivar nuestro amor por Dios porque el hogar es el primer lugar donde nuestros hijos aprenden las Escrituras, porque por medio de ellas nuestros hijos aprenden su necesidad de un salvador, conocen quién es Dios y así aprenderán a amarlo.



Como padres seamos obedientes y cuidemos tan importante responsabilidad: el deber de orar con la familia, que el Señor nos ayude y nos conceda fruto mientras adoramos en familia.







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