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Mañana seré...
Dios hecho hombre nos pide posada pero no para hallar cobijo sino para cobijarnos. Es paradójico, pero el Dios que pide albergue es en realidad quien nos lo da cuando vive en nosotros.


Por: Jorge Enrique Mújica, L.C. | Fuente: Catholic.net



 

 

Con el presente artículo cerramos la campaña Virtudes y Valores en la Liturgia. También avisamos que descansaremos hasta el próximo 13 de enero de 2009, fecha en que retomaremos la Campaña de Virtudes y Valores en la familia, como preparación para el Encuentro Mundial de las Familias en ciudad de México. Feliz Navidad.



Posiblemente en ninguna otra época del año abunden tanto los buenos propósitos como en Navidad y en vísperas del nuevo año. El recuerdo del nacimiento de Jesús espolea a los más duros corazones e interpela a los restantes a esa necesidad de cambio como respuesta a tan gran don de Dios: el regalo de sí mismo a la humanidad.

Así, en lo más íntimo de cada cual, van naciendo esos deseos de cambiar esa actitud negativa, ese vicio que a nada lleva, aquel modo de ser que tanto repugna, esos pensamientos que perjudican, aquellos actos que hacen menos noble al alma… Sí, se es consciente de la condición sin la cual Dios no puede entrar en nuestra existencia: el prepararle una digna morada dentro de nosotros, limpia de pecados y de toda mancha.

Pero, las más de las veces, todos esos buenos propósitos, ese vivo deseo de disponer la morada del alma para Dios, se van desvaneciendo según pasan los días y nos alejamos del periodo en que nacieron. ¿Qué sucedió? ¿Por qué han quedado en el tintero de lo que debimos escribir en el libro de la propia vida y no fue escrito?

Solemos pensar en todos esos cambios que resultan positivos, favorables y benéficos pero no como para comenzar a vivirlos en el momento en que ha venido esa luz que motivaba a hacerlo. Se deja para “más adelante”, “para mañana”, esa transformación que debe cobrar vida en el mismo momento en que cada cual se ha dado cuenta que debía cambiar “eso”.

Hay un soneto (composición poética que consta de catorce versos de once sílabas distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos) más o menos conocido que firma Lope de Vega (1562-1635). El poema ilustra muy bien la manera como Dios toca a la puerta -no sólo en este periodo, ciertamente- y cómo muchas veces se le prefiere decir que se le abrirá en otro momento para luego, en ese otro tiempo, volver a postergar la recepción indefinidamente. Dice:

“¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, Hermosura Soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!”

Dios toca a la puerta de nuestra vida con la muestra de amor más grande que podemos recibir: su encarnación. Dios hecho hombre nos pide posada pero no para hallar cobijo sino para cobijarnos. Es paradójico, pero el Dios que pide albergue es en realidad quien nos lo da cuando vive en nosotros.

Dios nos dice “mañana seré” porque en realidad ya es, ya está con nosotros. Y es precisamente la conciencia de su cercanía, de su solicitud, la que nos mueve a transformar, aquí y ahora, “eso” que nos lleve a operar por amor esos cambios necesarios que ayuden a vivir el “sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto”.

No, no hay que esperar a ese mañana que no tenemos la garantía de vivir, para cambiar. Los cambios de bien, que son cambios de amor, que son una respuesta de gratitud a Dios, se efectúan en el único tiempo del que disponemos: el momento presente. Y Navidad no deja de ser esa oportunidad siempre abierta. Ya lo decía san Agustín: “teme la gracia de Dios que pasa y no vuelve”.

 

 



 

 

¡Vence el mal con el bien!

El servicio es gratuito

 

 



 

 

Si quieres comunicarte con el autor de este artículo, escribe un mensaje a
jem@arcol.org

Si deseas leer toda la serie de artículos de esta campaña de Virtudes y Valores en la Liturgia, accede a cada uno de ellos en:

- Inicio de campaña: Virtudes y Valores en la liturgia (explicación de Jorge Enrique Mújica, L.C.).

- Sabiduría del amor, Jesús (Sapientia, por el padre Fernando Pascual).

- Dios es el Señor (Adonai, por el padre Antonio Rivero).

- El designio amoroso de Dios (Radix, por el padre Carlos Calatayud).

- Clave password: Cristo (Clavis, por el hermano Laureano López).

- Heraldos del amanecer (Oriens, por el hermano Alejandro Páez).

- Rey de corazones (Rex, por el hermano Juan Antonio Ruiz).

- Emmanuel, Dios con nosotros (Emmanuel, por el hermano Fco. Javier Carrión).

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