La amistad como causa de discernimiento en psicoterapia
Por: Dra. Mariana De Ruschi Crespo | Fuente: Jornadas de Psicología Cristiana

Me alegra estar aquí y tener esta oportunidad para explicar de que se trata una amistad “causa de discernimiento” Me parece un tema magnífico y le agradezco al Padre Ignacio el habérmelo sugerido .
Comienzo por señalar su cualidad más fundamental, que es de índole teológica. La amistad espiritual sólo puede sustentarse en la amistad con Dios y esto porque Dios quiere ser Amigo nuestro . Si nos cabe procurar, iniciar y desarrollar una relación de amistad con el paciente , nuestra tarea consistirá en imprimir la “forma” de la amistad en el encuentro con el otro, de modo análogo a como fue impresa en nuestro corazón por el mismo Señor que nos da Su Amistad. En el Horeb, el Señor se da a conocer a Moisés como Quien estará siempre con él. Luego , en el Evangelio , Jesús nos promete su amistad hasta el fin de los tiempos : una compañía que despierta y llama a una reciprocidad de amor, por la cual el deseo de Bienaventuranza que brota de Su Corazón radica en el nuestro. En definitiva , nuestra salvación consiste en la unión de amistad con el Amigo divino que se manifiesta y se acrisola en las amistades humanas. Es en este contexto que se sitúa nuestra función terapéutica : la salud no puede tener otro origen ni otro fin . La terapia misma llegará a ser una participación siempre renovada , intencional, quizás ardua y dolorosa , en esa Amistad que llegó a la muerte en Cruz . No es estrictamente mi tema, pero déjenme decirlo : La amistad es terapéutica porque enseña amistad , y nuestra salud es vivir en amistad tanto como nuestra salvación , nuestro fin último, es la Amistad con Dios.
La amistad terapéutica encuentra su identidad en el mandamiento de la Caridad y se modela según el ejemplo de la Amistad de nuestro Señor. Hemos de observar su prohibición explícita de la enemistad, prohibición que incluye sus más ínfimas y sutiles tensiones y expresiones. Luego nos invita a una benevolencia a ultranza y permanente con nuestros pacientes : debe ser así justamente porque deseamos su bien, coincidente con el nuestro en virtud del amor. La amistad terapéutica nos exige, por ejemplo, guardarnos interiormente de los sentimientos de enojo o las quejas aparentemente más justificadas … Me parece imprescindible para alcanzar esta benevolencia como terapeutas, el cultivo perseverante de la humildad en el trabajo esforzado. Nuestra posibilidad de dar ayuda eficaz atrae en ocasiones admiradores, y la admiración alimenta el orgullo , por lo que deberemos considerar como muy oportunas y convenientes todas las humillaciones que recibimos en el ejercicio de nuestra práctica ,y fuera de ella, para mantenerla fuerte a salvo del orgullo Humillaciones aceptadas y desatención constante y silenciosa de los halagos, como método para mantenernos en la humildad, base y principio de nuestra Amistad con Dios, como dijimos , fundamento de toda amistad espiritual . La propia disposición o capacidad del paciente para la amistad con el terapeuta , será relativa a las diversas vicisitudes de su vida, especialmente de su infancia, pero también relativa a sus elecciones a favor o en contra de las virtudes que hacen a la amistad con sus prójimos, el cuidado de su amistad con Dios, o su situación de enemistad con El y con los demás .Si bien casi todos desean la amistad , no todos son capaces de recibirla o de generarla : el “reclamo” de amistad se deberá al egocentrismo de la patología , justamente como una falta de humildad y de la fortaleza para sostener la propia vida a lo largo del tiempo en la dinámica de la amistad . Ante esta vida del paciente, como ante la suya propia, el terapeuta podrá discernir acerca de las dificultades y su rectificación , sólo merced a su receptividad de la Caridad . Esto merece explicaciones antropológicas, que luego me detendré a ofrecerles .
Hemos esbozado el ämbito para nuestro estudio . Es el mismo que el psicoanálisis cubre en su teoría, con los conceptos de transferencia y contratransferencia. En esta relación afectiva “contrariada” se elude la posible unión de los actores en bienes reales, pero mediante este contexto transferencial , le sería otorgado al psicoanalista el supuesto conocimiento de lo que le ocurre al paciente Parodiando el discernimiento por la amistad, el psicoanálisis reclama para su praxis esta vinculación entre afectividad y conocimiento , inoperante por su racionalismo . El “territorio” de la relación terapéutica que está ordenado a la sacramentalidad de la experiencia amistosa, suele quedar arrasado por su cientificismo y por su descrédito de la libertad , del amor puro y la benevolencia . Señalemos por ejemplo, la cualidad de origen biológico que atribuye el psicoanálisis a una vida afectiva signada por la necesidad y la carencia : su fin es “descarga” y no el bien . O el consentimiento de los sentimientos viciosos de toda índole en el análisis , tanto de parte del terapeuta como del paciente. Estas escuelas al negar la espiritualidad , descreen de la perfección y de la plenitud posibles . Descreen así de una verdadera amistad causa de discernimiento, pero mantienen nociones confusas acerca de la necesidad de los elementos afectivos para entender.
Veamos de que manera el racionalismo daña el discernimiento, tanto de los terapeutas como de sus pacientes . En la autonomía que se le adjudica a la racionalidad, ella busca la verdad partiendo del pensamiento, de cualquier idea mas no de la realidad. Se acerca al mal desvinculado del bien y de su verdad correlativa, con lo cual se incita la curiosidad, se construyen sistemas arbitrarios y se concluye en métodos para ejercer poder : el intento es estéril en frutos para el bien común y muchas veces excesivo para las fuerzas naturales . Sin detrimento para el ejercicio de nuestro intelecto especulativo, en diagnóstico y psicoterapia, la consideración de la patología, debe sostenerse en su relación a la salud del paciente . De lo contrario el terapeuta corre el riesgo de errar en sus juicios y de perder la vinculación amistosa hacia sus pacientes.. El juicio del mal ha de hacerse con moderación , inclinándose valorativamente ante la superioridad del bien verdadero y bello. Nos interesa saber cómo desactúa este determinado mal una cierta potencialidad de bien para el paciente . Nuestra mirada ha de considerar el mal sólo en tanto impedimento u obstáculo para la salud o el bien del paciente, en pos de la rectificación de una vida según su vocación particular. En cuanto al daño del racionalismo para la posiblidad de conocimiento prudencial en nuestros pacientes, el problema es especialmente notable en el caso del obsesivo .
El defecto del obsesivo consiste en partir del error y del mal deseando entender. Aplica su racionalidad redundantemente al misterio del mal presente en su realidad , sin el resultado que espera . Parte de un silogismo errado, de una ficción, con su malicia implícita . Parten de un lugar privado de bien y de verdad: “por qué Dios es injusto conmigo” ,”si no soluciono el sufrimiento de la humanidad , soy culpable” “no me muevo hacia el futuro si no estoy segura de que esto va a funcionar”Y se sigue un camino en redondo hilando pensamientos recurrentes… Muy cerca de allí ,en la msima situación que observan , se iniciaría para ellos el camino correcto, en una realidad , en una evidencia sencilla, tal vez desdeñada por su sencillez y por la sencillez del bien al que los vincula. Problema del orgullo ante lo sencillo y ante lo evidente … Desde la evidencia con su sencillo bien , la inteligencia avanza rápida y gozosamente, los apetitos se ordenan , la acción se sigue con fluidez.Pero el racionalismo, por esta malicia que es falta de humildad y que acompaña su pérdida de realidad ,vicia la apetitividad y hace imposible ese juicio recto de la razón práctica, ese discernimiento que procuramos para los pacientes tanto como para nosotros mismos en psicoterapia .
Aristóteles dice que “el bueno juzga bien todas las cosas y en todas ellas se le muestra la verdad” . Como terapeutas tenemos experiencia de que la benevolencia, resultante de una lucha por vivir virtuosamente, limpia la mirada intelectual y permite discernir. En este contexto , la compasión por el sufrimiento del paciente , la alegría por el bien de su vida capaz de tantas perfecciones y la esperanza en su curación , serán los primeros indicios de una amistad que discierne y sana. El bien, lugar para la unión amistosa entre el terapeuta y su paciente será la realidad misma cuya evidencia causa estos afectos y nos permite unirnos y fundar allí nuestra amistad. Porque el paciente puede connaturalizar, lentamente quizás , con los bienes que, cuando aparecen , se le muestren .Hay una gratitud del paciente hacia quien le indica su propia cualidad de ser amable , y hay una gratitud del terapeuta al Señor por permitirle descubrir Sus dones en la vida de los pacientes . También une amistosamente, el bien que merece la gratitud, y el bien mismo de la gratitud. El terapeuta podría enunciarlo ante el paciente y ante Dios del siguiente modo: “ Procuro tu salud porque eres amado por Dios y es en ese amor que veo y quiero tu bien . Dios nos invita a mirar tu realidad juntos, bajo su propia mirada , compasiva y esperanzadamente” . De pronto vemos como la amistad está efectuando la terapia , porque el amor es eficacia y porque la amistad es pedagógica. Es maestra de todas las virtudes que ella encierra y que son …todas las virtudes, puestas en juego en la relación amistosa.
Esta amistad que se imprime en el corazón del paciente sana desde allí todas las enemistades en su vida. Como vimos , por la Amistad de Dios hacia nosotros , aprendemos a vivir en amistad con El y con el prójimo . La amistad es difusiva Por medio de nuestra amistad el Señor , sana a nuestros amigos y por ellos llega la salud a los amigos que estos hagan a su vez . En psicoterapia, enseñamos siendo amigos, la amistad : alcanzarla coincide con la salud del paciente , fin de toda psicoterapia. Si ,por su enfermedad , ha sustituido la dinámica de la confianza y del amor por la de la sospecha y la rivalidad, el miedo y la inquietud ,la relación amistosa con su terapeuta será el medio de reinstaurar la dinámica para la que fue creado . Es así como experimentamos ellos y nosotros ,ese gozo que según Aristóteles es el gozo superior de la vida humana : el gozo de la amistad . Amistad con Dios , amistad con mis amigos . Yo y mis pacientes, porque todos hemos pecado y hemos sido justificados, y devueltos a la amistad con Dios en Cristo ,por el Espíritu Santo.
Hago una última consideración antes de concluir esta introducción antropoló gico-teológica a nuestro tema . Porque hemos sido hechos a semejanza de Dios, nos inhiere un dinamismo cuyo fin es reflejar la realidad divina .Este fin, que mueve desde el principio nuestra existencia, implica una imitación de la naturaleza trinitaria , toda ella Amor y Amistad . Sin embargo, esta imitación es una imitación interior que requiere de nuestra libertad y que nos transforma real y profundamente. Pues bien , la salud psicológica es inseparable de esta transformación real y profunda Entonces le corresponde al psicólogo ofrecer a su paciente medios adecuados para que se disponga a este itinerario que excede tanto al terapeuta como a su paciente. Siendo el fin último , una vida de amistad ,la amistad constituirá el medio sin el cual los demás “medios” ofrecidos al paciente para su salud serían infecundos
Pasamos ahora a tratar cuestiones más estrictamente filosóficas y psicológicas :
Santo Tomás en su “Comentario a la Primera Carta a Los Corintios” sigue el pensamiento de Aristóteles en su Etica a Nicómaco y nos dice :”En todas las cosas el que está rectamente dispuesto , tiene un juicio recto respecto de todas las cosas singulares . Pero el que padece en si una falta de rectitud, falta también en el juicio” Y agrega más adelante : “Por lo cual el Filosofo dice en el quinto libro de la Etica que el virtuoso es regla y medida de todas las cosas humanas. Tal son las realidades singulares, cual el virtuoso juzga que ellas son” y siguiendo a San Pablo agrega que esto es así porque “el hombre que tiene el intelecto ilustrado y el afecto ordenado por el Espiritu Santo, tiene un recto juicio acerca de las cosas singulares que corresponden a la salvación” Con más fuerza y autoridad , Jesús nos dice en Mateo 5, 14 : “Vosotros sois la luz del mundo” Sabemos que no podemos ser luz sino en la Luz , y que esto exige una vocación a la santidad unida a nuestra profesión de psicólogos que es, de este modo santificante, para nosotros y para nuestros pacientes . Nuestra vocación conjuga la investigación y la profundización de nuestros conocimientos con la entrega de nuestras cualidades naturales y sobrenaturales a la amistad terapéutica . Es especialmente necesaria para la práctica terapéutica , la invención creativa y prudente de los medios que elijamos para contribuir a ese discernimiento que la amistad favorece y causa. La amistad no tolera ciertos medios pero encuentra otros muy adecuados . Me refiero a todo aquello que haga al arte o técnica de nuestro quehacer: hay medios aceptables para el diagnóstico y tratamiento de nuestros pacientes , otros no , unos lo son para ciertos pacientes y no para otros . El arte del psicólogo tiene necesidad de elaborar instrumentos de discernimiento diagnóstico y de intervención terapéutica según su juicio prudencial . . El psicólogo se forma como el “instrumento” privilegiado de la tarea psicoterapéutica Porque no se trata sólo de dar información o aconsejar al paciente. El mismo terapeuta sabe que su propia salud personal depende de una esforzada transformación interior acompañada de necesarios gestos y actos externos. Sólo así podrá acompañar a su paciente en esa rectificación profunda de su habitualidad, en pos de su integración ordenada por la recta razón .
Entre las potencias la imaginación merece por su importancia una atención especial y un especial cuidado para que sus productos favorezcan la vida intelectual y afectiva sobre las que tanto influye, y que estos productos sean verdaderamente “simbólicos” , es decir según la Creación y su orden. Las ficciones , las fantasías neuróticas acompañan verdaderas cosmovisiones y autopercepciones fallidas que han de ser rectificadas por una iluminación racional que se exprese o manifieste en imágenes verdaderas que a la inversa de las fantasias patógenas , transforman saludablemente la vida interior, por el bien , la belleza y la verdad que le aportan .
El título de mi ponencia exige que avancemos algo más para precisar en que consiste “discernir” en psicoterapia. El discernimiento es una virtud intelectual . Es un acto del intelecto práctico. En los datos, las señales , las palabras , la realidad misma del paciente , hay un sentido profundo e incluso misterioso que iluminar. Pero no es una realidad estática y su movimiento se manifiesta en una comunicación . Es en la cercanía afectiva del diálogo permanente que se sitúa nuestra comprensión: esto le exige a la inteligencia “estar allí” de la mano de la benevolencia. . La comprensión es estrictamente imposible sin esta “connaturalidad” que permite el amor benevolente al otro y sin la connaturalidad con las virtudes que nuestro paciente requiere y que habremos de mostrarle justamente como bienes amables . Sin embargo en un alma humana prima siempre el misterio que le pertenece exclusivamente a su Creador y nuestro discernimiento guarda ese respeto ,respeto también por el misterio de la libertad en la vida del otro . El que puede y sabe es el Señor , nosotros lo servimos mejor en la medida en que participamos por la caridad en su Sabiduría .En primer lugar entonces , nuestra gratitud al Señor por el don de la Caridad de la que seremos siempre “barrosos portadores” Porque por encima de todo lo que hemos de ofrecer a nuestros pacientes, prima nuestro amor que los mueve , los alegra y alienta espiritualmente.
Hemos de volver al tema de nuestra inteligencia…. La inteligencia nos da el conocimiento de lo universal , pero pasando a lo particular , tal como es es el objeto de nuestro quehacer profesional , se distrae en lo accidental . La virtud de la prudencia y el don sobrenatural de consejo remedian esta debilidad para sostenernos en el discernimiento requerido. Por la prudencia , la inteligencia nos permite “hacernos otros en tanto otros” reconociendo la particularidad , por ejemplo del donde y del como se perdió la dirección al fin saludable en la vida de nuestros pacientes , o las causas que impiden u obstaculizan la marcha hacia ese mismo fin .El discernimiento nos permite ese saber prudencial para alentar o desalentar, mostrar esto o aquello , privilegiar un tema u otro , uno ahora , otro luego , una anécdota en este momento , un ejercicio imaginativo en aquel .
Santo Tomás define en la cuestión 23 de la II IIae ,la Caridad como amistad del hombre con Dios. Por esta amistad participamos en el amor de Dios y en su misma esencia . Dios , Caridad increada,ama al hombre , luego el hombre realiza un acto de caridad creada , amando a Dios , al prójimo y a si mismo con el amor de Dios y por amor a Dios. Es una participación gratuita en la naturaleza divina por la cual amamos con el mismo amor con que Dios nos ama , fundamos amistad como Dios la funda con nosotros. Es este amor , esta amistad, el fin último y beatificante al cual todos tendemos el que hace o hará la salud y felicidad de nuestros pacientes.
Este amor que es amistad implica una connaturalidad con la persona misma del amigo y una connaturalidad con los bienes que se le desean . En la cuestión 25 de la secunda secundae de la Summa , Santo Tomás nos recuerda que el amor comunica el bien , que la amistad da el bien poseído al amado , “hace” o constituye el bien ,en alguna medida, en la vida del amigo porque el bien es en si mismo difusivo . El terapeuta cristiano :
1- en primer lugar , pide , obtiene , y acrecienta laboriosamente , como un proceso de conversión personal , los Dones y virtudes para el ejercicio de la profesión . Muchos de estos bienes sólo se alcanzan a lo largo del tiempo como fruto de una purificación de nuestra vida. Algunos pacientes requieren una mayor caridad , una voluntad de amistad más probada : los más soberbios , desconfiados, contestatarios, agresivos , displicentes … Si el corazón se mantiene incondicionalmente abierto a la caridad y a la amistad con ellos y a medida que la amistad progresa se hace la luz en la inteligencia acerca de la realidad de sus vidas . Si no nos desasimos de consideraciones racionalistas sobre su patología , se enturbia nuestra inteligencia y no comprendemos de que manera particular necesita rectificarse la vida del paciente.
2- En segundo lugar , esta amistad así fortalecida , permite reconocer y expansionar los bienes incipientes , ocultos o sofocados en las vidas anímicas de los pacientes Por la amistad se realiza la comunicación de bienes recibidos de Dios por el terapeuta y se imprime en los pacientes su propia voluntad amistosa disponiéndolos a la confianza y la docilidad … aún a quienes presentan , por ejemplo , indudables rasgos paranoides o la agresividad de un trastorno bipolar.
3- Cabe ,como tercera consideración, la experiencia de “hacerse” terapéuticos para cada uno de nuestros pacientes en tanto se desarrolla el don de hacerse amigo de cada uno de ellos particularmente. Así ensancha el terapeuta su receptividad de la Caridad sin dejar nunca de ser … su barroso recipiente… Como ya dijimos siguiendo a Santo Tomás la amistad comunica el Bien que proviene de Dios y que es el mismo Dios , el bien beatificante , cuya posesión nos hace felices … Este bien es el que entregamos por y en el amor de Dios a nuestros pacientes para que participen de una misma bienaventuranza.
Existe una relación directa entre enfermedad y pérdida de la capacidad para la amistad, y entonces también , entre la enfermedad por pérdida de capacidad de amistad y la pérdida de discernimiento o prudencia en la enfermedad. Nuestra cultura de la muerte incita permanentes deslizamientos de nuestros sentidos sobre los objetos de consumo y las novedades que nos ofrece . Estos deslizamientos constantes exteriorizan nuestra facultad cognoscitiva, y así arrastran fuera nuestros apetitos, dejando un vacío abismal donde debería constituirse nuestra interioridad. La exteriorización descentra la vida personal de su “yo” y causa que todo lo externo, corporal , material pierda su aptitud de expresar y concretar lo espiritual. Por otro lado , la exteriorización priva a las realidades externas de su valor de medio para la entrega amorosa, el aprendizaje , la interioridad . Todo esto debilita las amistades , las dificulta gravemente . La interioridad, que permite pero a la vez exige una vida virtuosa, es también y justamente el lugar de la amistad : la amistad espiritual con uno mismo y con los prójimos (amistad que me permite saber de mi mismo , sabiendo del otro y , fundamentalmente , sabiendo ambos de nuestra vocación a la benevolencia) y la amistad con Dios (en Quien se plenifican , simultáneamente la interioridad y el amor ,para que desde allí se haga íntima y amistosa ) Nuestra existencia terrenal nos invita a un trato amistoso con todas las cosas . Si sólo Dios nos conoce en profundidad y conoce la verdad sobre nuestras vidas que permanece misteriosa para nosotros , y si nos conoce en su Amor , podemos deducir que no conocemos al hombre sino en tanto lo amamos . En la amistad con el paciente hemos de estar atentos al bien por el cual el mismo Dios es su amigo : está creado a imagen y semejanza suya, fue redimido por Cristo y está llamado a su bienaventuranza eterna. De estos bienes tan verdaderos, dimana una conmovedora e indestructible belleza , capaz de movernos a amar indefectiblemente.
Vemos como la enfermedad se agrava por la incapacidad de dar o recibir en amistad. En los impasses de la exteriorización , surge la experiencia de un vacio en el lugar que le es debido a la interioridad , y aparece la sensación fantasiosa de soledad cuando en realidad no estamos solos , simplemente impedidos de la experiencia de la amistad por este deficit de interioridad y de virtudes que permitan descubrir la “expresividad de las cosas”: la vida amistosa requiere que la corporeidad , las palabras y los gestos den cuenta de la vida espiritual , La angustia y la depresión son los afectos que acompañan las fantasias de soledad y de vacío La terapia se constituye entonces en el ámbito privilegiado para recuperar en su dinamismo intelectual , la interioridad y la vida de amistad .
Discernimiento y amistad indisolublemente unidos , conocimiento y amor . Esto tiene por nombre en antropología y en teología “conocimiento por connaturalidad” Y nos ofrece la explicación filosófica de cómo sólo la connaturalidad o el amor benevolente o de amistad , hace posible el “discernimiento” diagnóstico o terapéutico .
En primer lugar, el “verum” propio del conocimiento especulativo no es sino el “bonum” para el conocimiento práctico . Según Santo Tomás , la inclinación natural es un criterio de verdad en el órden práctico . Una adaptación entre dos naturalezas permite este tipo de conocimiento : el sujeto es connatural a su objeto. Hay una connaturalidad sobrenatural mediante las virtudes infusas , en el plano de la Gracia y una connaturalidad en el plano natural , pero dado que nuestra naturaleza es espiritual , esta connaturalidad , en tanto dirigida a un conocimiento intelectual excluye toda conveniencia o complementariedad sensible : lo útil y lo gustoso no necesitan estrictamente “connaturalidad” sino una aplicación de la cogitativa . Por otro lado hay una adecuacion entre el sujeto y el objeto que se dan en el plano sensible por repetición de actos . La connaturalidad es espiritual
Nuestra apetitividad concuerda ,es decir , tiene connaturalidad, tanto con el objeto “que es” como con el que “debe ser” En el primer caso se trata de la connaturalidad del amor por la cual el amado se hace forma del amante , uniéndose con el y Santo Tomás cita a Aristóteles que dice “el amigo es otro yo” y a san Pablo en la carta a los Corintios en que dice que quien se une a Dios es un espíritu con El. El segundo caso , es la connaturalidad con el objeto de las virtudes . para Santo Tomás la connaturalidad en el plano natural es sólo esta porque la del amor corresponde plenamente al plano sobrenatural por las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo . Entonces, si existe un conocimiento por connaturalidad que se fundamente en el amor, necesariamente se trata de un amor humano infundido por la Caridad. La connaturalidad con el objeto de las virtudes condiciona nuestros juicios prácticos . El perfecto uso de la razón está favorecido por las virtudes intelectuales, pero la rectitud del juicio práctico viene dado por una connaturalidad con el bien, connaturalidad debida a las virtudes morales y al amor de caridad. Santo Tomás contrapone la Sabiduría Don , relacionado con el conocimiento por connaturalidad, de la sabiduría-virtud intelectual .
Ocurre que la connaturalidad pertenece a la esencia del amor: hay un movimiento hacia el objeto amado y un descanso en el. El amor es una unión o connaturalidad en si mismo entre el sujeto que ama y el objeto amado . En este sentido el amor es una naturaleza , un principio de operaciones hacia un fin bueno o conveniente para el mismo sujeto amante. . El bien es propiamente la causa del amor , essu objeto , lo connatural , conveniente, proporcionado al sujeto. Esta conveniencia o connaturalidad indica una semejanza entitativa entre el apetito espiritual o amor y el bien , entre el sujeto y su objeto. Finalmente hemos de concluir que lo que es connatural , el bien connatural ,es la propia perfección , en definitiva el propio ser fundamento de cualquier otra perfección . Pero si , por esta semejanza con el objeto, descubro el bien de un semejante o prójimo, lo descubriré como “otro yo mismo” y será amable y connatural en un doble sentido : el de la perfección y el de la similitud de naturalezas . De esto trata Santo Tomás en las cuestiones 26 a la 32 y en la 45 a la 50 de la secundan secundaen y dirá que cada cual ama lo semejante a si mismo lo que explica el amor de Dios Padre por Dios Hijo , por ejemplo. El “otro” me es connatural cuando posee lo que yo poseo (somos ambos hijos de Dios , o ambos coincidimos en una misma verdad .Pero también hay uan cierta connaturalidad en el dar benevolente al otro carenciado y entonces ,a menor dependencia y mayor libertad en el dar más perfección en ambos seres , a mayor complementariedad o amor de concupiscencia , mayor egocentrismo y menor perfección del amor , y la connaturalidad se torna mera complementariedad Ha de perseguirse el bien del amado , lo cual garantiza plenamente el bien del amante mismo.
El amor de amistad se explicará justamente por la connaturalidad ya que incluye un acto de benevolencia hacia si mismo que no termina en uno mismo sino en el otro En psicoterapia me perfecciono perfeccionando y oriento al otro a su fin , orientándome a mi mismo Son dos las semejanzas o connaturalidades que fundamentan el amor : una connaturalidad como individuo con todos mis semejantes, y otra que proviene de una similitud más íntima o que se descubre por una mayor intimidad y espiritualidad. Esta última ocurre en psicoterapia en los momentos de encuentro con el paciente sobre un determinado bien que se conoce ,en una cierta verdad que se encuentra como un don, experimentando que esta connaturalidad requiere la participación en la Caridad por obra de la Gracia . Si el conocimiento por connaturalidad se funda en la inclinación espiritual amorosa a la verdad en tanto buena, la verdad es presentada como bien espiritual que ha de ser conocido así, en esta relación al bien ,por el intelecto práctico. Como vemos la comprensión de las realidades simbólicas , es decir ,de las realidades analogantes de bienes más altos espirituales, naturales o sobrenaturales, requieren también de una connaturalidad previa o concomitante .
El conocimiento por connaturalidad del objeto de las virtudes , como dijimos, permite el recto juicio de la razón práctica sobre la propia vida y la vida del otro . Pero , si bien la virtud o el mismo deseo de ella, limpia la mirada para ver la realidad la realidad del paciente, es la connaturalidad de la Caridad en tanto virtud sobrenatural del amor ,la que nos da el conocimiento más profundo del prójimo. Es una mirada limpia como la que permite la connaturalidad con el objeto de la virtud, pero mirada divinizada por la Caridad , mirada unida a la mirada de Dios sobre nuestropaciente El vicio del paciente sólo se ve perfilado `por toda la belleza de la creatura a la que daña , el daño se ve como un llamado vehemente a la misericordia , la misericordia como el servicio debido a la perfección propia del ser del paciente . La psicoterapia se sitúa así en el camino entre la perfección dada y la perfección por alcanzar . Es como si el mal que vicia la vida del paciente fuese una funcionalidad desordenada , un uso torpe de sus bienes que impide y desactúa de un modo particular su vocación a la amistad consigo mismo , con el prójimo , con Dios. Esta amistad , como vimos, implicará una “coaptatio” o adecuación , una connaturalización con los bienes amables, lo cual suele comenzar de un modo muy imperfecto y que se cumple a lo largo del tiempo.
Si bien hemos hablado de una cercanía amorosa antecedente al conocimiento por connaturalidad , también sabemos que el conocimiento es anterior al afecto , siempre . “Nihil volitum nisi praecognitum” El amor mismo es una señal de un conocimiento intelectual de las cosas que se aman : el bien no puede ejercer su causalidad sobre la potencialidad apetitiva si no se lo capta intencionalmente. El bien causa el amor si es aprehendido . En los comentarios a la Etica a Nicómaco nos dice Santo Tomás que “Lo que mueve la voluntad no es simplemente el bien sino el bien que aparece” Es decir que como terapeutas nos cabe , como ya se ha dicho, aplicar nuestra inventiva a hacer “aparecer el bien” y mostrarlo a nuestros pacientes . Los parábolas y también los cuentos y las fábulas , los dibujos y esquemas , los breves cuestionarios y ejercicios imaginativos , los episodios de la vida de los Santos y también las anécdotas , e incluso la mímica y el humor, son recursos válidos para permitirles conocerlo , connaturalizar con el , conocerlo en la connaturalidad , para operar luego desde este “amor que sabe”. Entonces ,1-la connaturalidad es un efecto del amor de benevolencia 2-que permite una continuidad cognoscitiva 3-por el nexo dado por la unión afectiva. Es decir que el amor es causa de discernimiento. Hemos llamado a este amor “amistad” siguiendo de cerca a Santo Tomás quien en sus comentarios a la Etica Nicomaquea, donde simplemente llama amistad al hábito del apetito espiritual atribuyéndole una permanencia superior a otros afectos , procurando con los beneficios de una “simpatía activa” su transformación profunda. Es propio de la amistad “elegir “ ser amigo del amigo y la permanencia en el vínculo amistoso amando lo virtuoso, que es de por si permanente , estable. Con toda espontaneidad podemos afirmar que esta es exactamente nuestra experiencia en psicoterapia.
Cuando Jesús nos llama “amigos” la amistad cobra dos dimensiones visibles en el caso de la “amistad terapéutica” :
1- La amistad de Dios con nosotros que permite nuestra amistad con El y por la cual se permanece en la amistad con quien el Amigo ama y se ama en el lo que ama el Amigo.
2- La amistad con el semejante , con el prójimo-paciente, tal vez imperfecta y que se signa en ciertas virtudes que permiten la elección del otro como amigo y la permanencia en la relación amistosa: estas virtudes serían la voluntad de conocer los bienes necesarios para la salud, la aceptación recíproca de la realidad del otro, la esperanza de curación . Son signos de amistad el acuerdo en los horarios, la justicia en la retribución del servicio , el respeto . Todo ello constituye una primerísima forma de amistad porque, como dice Santo Tomás , alguien es amigo “cuando elige lo mismo.”
En cuanto a la amistad como causa de discernimiento creemos que ambas dimensiones están relacionadas entre si y relacionadas con el discernimiento del terapeuta;
1- Ambas formas de amistad aumentan la cercanía al paciente y favorecen las operaciones del conocimiento práctico que permite la rectitud de nuestros juicios acerca de el.
2- La amistad con Dios nos permite llevar la Caridad a la relación con el paciente . para acercarnos a “conocer como somos conocidos” La amistad con Dios es causa de discernimiento para el terapeuta , pero en virtud de su amistad con el paciente y según el grado de amistad entre ambos y con Dios El discernimiento del terapeuta es a la vez, o llega a ser, discernimiento o luz para el paciente mismo.
Lo dicho constituye la experiencia corriente de los terapeutas en el intento de cultivar la Amistad con Dios y con nuestros pacientes.
Nos impone condiciones obligatorias o inapelables que contribuyen tanto al perfeccionamiento de la vida amistosa como al discernimiento propio y del paciente
Paso a enumerar las más significativas:
1- Adecuación flexible y permanente a los diversos aspectos que constituyen la realidad de los pacientes: frecuencia de los encuentros, definición de los honorarios , elección de los temas a discernir, elección prudencial de los medios para el diagnóstico y para el tratamiento de sus dificultades
2-Lucha perseverante por cultivar todas las virtudes, particularmente en el seno mismo de la relación con el paciente: la humildad al recibir elogios o para soportar molestias , silencio interior evitando todo juicio crítico del paciente y también de uno mismo . Renuncia a encontrar cualquier forma de éxito profesional visible, en la abnegación conciente de si mismo. Aceptación de los padecimientos que conlleva en ocasiones la atención del paciente.
3- Entrega completa de todas nuestras capacidades a Dios y a cada paciente durante el tiempo de nuestro trabajo y compromiso de rezar por ellos en el tiempo dedicado a la oración .
4- Aceptación indeclinable de la limitación , a veces aparentemente inamovible, en nuestra comprensión del paciente . La luz sobre sus vidas no depende de nuestros recursos que sólo son medios para que la Gracia obre en ellos lo necesario para cada tramo del camino terapéutico
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5- Trabajo intelectual permanenente , estudio y reflexión para formar nuestra inteligencia de modo de hacerla más apta para su instrumentalización por parte del Terapeuta Divino.
6- Libertad a favor del bien del paciente cuando se trata de idear y de proponer medios diagnósticos o terapéuticos quizás poco convencionales pero necesarios .
7 – Firmeza y amor al paciente en la terapéutica de la corrección , ponderando la cualidad de su confianza,especialmente a la hora de decirle, por ejemplo, que está haciendo trampa en tal o cual situación , que se está engañando o engañando a los demás , que lo que hace lo daña .O cuando nos toca afear ante sus ojos sus vicios más notorios y así ayudarlo a liberarse de ellos .Con amabilidad y dulzura.
8- Compartir con ellos, sincera y prudentemente todas las luces sobre su situación que el Señor nos conceda. Esto especialmente en el proceso diagnóstico, en el cual , paso a paso, todo puede ser explicado y “devuelto” sin reservas porque todo es del paciente y puede redundar en su bien inmediatamente por , dándole la posibilidad de hacer todas las correcciones y transformaciones interiores posibles merced al esclarecimiento recibido.
9- Elegir con sumo cuidado los medios de diagnóstico y de tratamiento , discerniendo su cualidad salutífera para el diagnosticando o el paciente. Considerar todo lo que las ciencias psicológicas nos ofrecen , para elegir lo adecuado , lo mejor . Pueden incluirse todos los medios que contribuyan al discernimiento y todos lo que guarden un valor terapéutico en el contexto del encuentro amistoso , manteniendo siempre su primacía el diálogo .La presencia , el “ presente” de dos reunidos en el bien que reúne , tiene de por si una virtud terapéutica . Deberán excluirse los medios condicionados por una filosofía o ideología desacralizada que conciba, por ejemplo , que el ser humano no se rige por su inteligencia-voluntad , que no existe la vida de amistad con Dios en la cual deseamos introducirlos , que todo contenido psíquico es resultante de una represión, que toda representación es de cualidad sexual , que la verdad sobre la persona se encuentra en sus aspectos sensibles o viciosos, que el inconsciente con su legalidad tanática rige la vida anímica , que lo desestructurado es lo originario : sería ineludible al aplicar estos medios o técnicas ,subrayar aspectos patógenos en detrimento de otros más saludables , o incitar al paciente a adecuarse a estas ideologías o al menos a detener distorsivamente su funcionalidad psíquica para seguir las consignas correspondientes a estas técnicas . Todo esto es francamente inadmisible en el cuidado de un amigo.
10- Renunciar a todo ejercicio de la curiosidad , a toda procura de poder intelectual o fáctico . Aceptar el misterio del otro y cuidarse de la negación del misterio, cuidarse del deseo de alcanzar visiones diagnósticas racionalistas …supuestamente fiables .Recordemos que ya hemos recibido y seguiremos recibiendo suficientes dones para el ejercicio de nuestra vocación , para mantenerla vigente en el seno de la amistad con Dios y con el prójimo . La Gracia nos permite ver a los pacientes con mirada limpia y satisfacer nuestra inteligencia en este conocimiento prudencial de sus vidas, según lo permite el Señor y en función del bien de ellos . Luego, hemos de sentirnos agradecidos y confiados en las luces que así alcancemos y que seguiremos alcanzando con fruto para la santificación de ellos y la nuestra.
11- No desechar los medios más sencillos para la terapéutica recordando que lo menor en el orden de los seres es el analogánte más cognoscible y quizás más expresivo para comprender lo más alto y espiritual . No desechar el humor, que permite relativizar situaciones absolutizadas y hacer retornar a los pacientes a las experiencias saludables más cercanas.
12- Cuidar como un sacramental el valor del diálogo, la receptividad amorosa en la comunicación, la belleza y suavidad de las palabras, dichas en la Palabra hecha Carne.
En definitiva se trata de refinar nuestras actitudes profesionales según la Caridad Se trata de que sea Ella la que oriente nuestras decisiones en relación a diagnosticados y pacientes. Sólo podremos ofrecer cumplidamente esta vocación al Señor que nos la dio, sirviendo en Amistad , a sus amigos nuestros pacientes.
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