El Papa Francisco nos invita a entrar en lo secreto, a volver al corazón, a la verdad de lo que somos. ¿Qué significa esto para nosotros, que vivimos en un mundo lleno de ruido, de distracciones, de apariencias, de superficialidad? ¿Cómo podemos hacer este viaje interior que nos acerque más a Dios y a nosotros mismos?

Para entrar en lo secreto, tenemos que hacer silencio. Tenemos que apagar los dispositivos que nos conectan con el exterior, pero que nos desconectan de nuestro interior. Tenemos que buscar un espacio y un tiempo para estar a solas con Dios, para escuchar su voz, para sentir su presencia, para dialogar con él. Tenemos que orar, no solo con palabras, sino también con el corazón.

Para volver al corazón, tenemos que hacer examen. Tenemos que mirar con honestidad y humildad lo que hay en nuestro interior, lo bueno y lo malo, lo que nos alegra y lo que nos duele, lo que nos acerca y lo que nos aleja de Dios. Tenemos que reconocer nuestros pecados, nuestras debilidades, nuestras heridas, y pedir perdón, ayuda y sanación. Tenemos que agradecer nuestros dones, nuestras virtudes, nuestras alegrías, y ofrecerlos a Dios, a los demás y a nosotros mismos.

Para volver a la verdad, tenemos que hacer conversión. Tenemos que cambiar lo que nos impide ser lo que Dios quiere que seamos, lo que nos impide amar a Dios, a los demás y a nosotros mismos. Tenemos que renunciar a lo que nos esclaviza, a lo que nos daña, a lo que nos aparta de Dios. Tenemos que abrazar lo que nos libera, lo que nos sana, lo que nos acerca a Dios. Tenemos que practicar la limosna, el ayuno y la penitencia, no como meros ritos externos, sino como expresiones de un amor sincero y generoso.

Entrar en lo secreto, volver al corazón, volver a la verdad, son tres pasos que nos preparan para vivir la cuaresma como un tiempo de gracia, de encuentro, de renovación. Son tres pasos que nos ayudan a crecer en la fe, en la esperanza y en la caridad. Son tres pasos que nos conducen a la Pascua, a la celebración de la muerte y resurrección de Cristo, que nos da la vida y la verdad.

Esta es una invitación a hacer este recorrido con el Papa Francisco, con toda la Iglesia. Una invitación a entrar en lo secreto, a volver al corazón, a volver a la verdad. Una invitación a vivir la cuaresma como una oportunidad para acercarse más a Dios y a uno mismo. Una invitación a descubrir el amor de Dios que nos espera en lo secreto, en el corazón, en la verdad. Una invitación a ser feliz.

(Una reflexión que tiene como base la homilía del Papa Francisco del Miércoles de Ceniza 2024).