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Capacidades diferentes: Un camino hacia la inclusión y la dignidad humana
El llamado del Papa Francisco es un recordatorio poderoso de que cada persona es un don precioso para la sociedad.


Por: Redacción | Fuente: Catholic.net



El discurso del Papa Francisco a la delegación de ministros participantes en el G7 “Inclusión y Discapacidad” del 17 de octubre de 2024, nos invita a reflexionar profundamente sobre la inclusión y la dignidad humana. En sus palabras, el Papa nos desafía a reconsiderar nuestras percepciones y actitudes hacia las personas con capacidades diferentes, promoviendo una visión de un mundo más justo e inclusivo.

Un mundo de capacidades diferentes

El Papa Francisco nos insta a abandonar el término “discapacidad” y a adoptar “capacidades diferentes”. Este cambio de terminología no es meramente semántico, sino que refleja una transformación profunda en la manera en que vemos y valoramos a las personas. Cada individuo, independientemente de sus limitaciones, posee habilidades únicas que pueden contribuir significativamente a la sociedad. La historia del restaurante donde todos los empleados tenían capacidades diferentes y realizaban su trabajo de manera excelente es un testimonio poderoso de esta verdad.

La carta de Solfagnano y la dignidad humana

La firma de “La Carta de Solfagnano” representa un compromiso concreto con la inclusión, la accesibilidad y la vida autónoma. Estos principios están en consonancia con la visión de la Iglesia sobre la dignidad humana, donde cada persona es parte integral de la familia universal y nadie debe ser víctima de la cultura del descarte. Esta cultura, que genera prejuicios y daña a la sociedad, debe ser erradicada para permitir un verdadero desarrollo humano.



Inclusión como prioridad global

El Papa subraya la necesidad de que la inclusión de las personas con capacidades diferentes sea reconocida como una prioridad por todos los países. Esto implica no solo adaptar las estructuras físicas, sino también cambiar la mentalidad colectiva para que estas personas sean vistas como participantes plenos en la vida social. La accesibilidad universal se convierte así en una meta fundamental, eliminando barreras físicas, sociales, culturales y religiosas.

La importancia de la sabiduría de los mayores

El discurso también aborda la dolorosa realidad de la cultura del descarte hacia los ancianos. Los mayores, portadores de sabiduría, son a menudo marginados. La anécdota del niño que construye un pequeño mesa para su padre, anticipando su vejez, ilustra cómo nuestras acciones hacia los ancianos reflejan los valores que transmitimos a las futuras generaciones.

Justicia y respeto a la dignidad



Garantizar servicios adecuados a las personas con capacidades diferentes no es solo una cuestión de asistencia, sino de justicia y respeto a su dignidad. Todos los países tienen el deber de asegurar condiciones que permitan el desarrollo integral de cada persona en comunidades inclusivas. Esto incluye ofrecer oportunidades de trabajo digno, ya que el trabajo es una expresión fundamental de la dignidad humana.

Tecnología y bien común

Las nuevas tecnologías pueden ser herramientas poderosas de inclusión si se hacen accesibles para todos. Deben orientarse al bien común, promoviendo la cultura del encuentro y la solidaridad. La tecnología debe utilizarse con sabiduría para no crear nuevas desigualdades, sino para eliminarlas.

Inclusión en tiempos de crisis

Finalmente, el Papa nos recuerda que la inclusión debe tener en cuenta las urgencias de nuestra casa común. Las crisis climáticas y los conflictos afectan desproporcionadamente a las personas más vulnerables, incluidas aquellas con capacidades diferentes. Es nuestro deber garantizar que no sean dejadas atrás, proporcionando protección y asistencia adecuadas.

El llamado del Papa Francisco es un recordatorio poderoso de que cada persona es un don precioso para la sociedad. Inspirados por la fe y la convicción de que la verdadera riqueza se encuentra en el encuentro con los demás, especialmente con los más vulnerables, podemos construir juntos un mundo donde la dignidad de cada persona sea plenamente reconocida y respetada. La inclusión no es solo una meta, sino un camino hacia una sociedad más justa y humana.







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