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La mejor herencia para los hijos son los valores
Si querías dejarles bienes materiales, piénsalo bien.


Por: Mónica Muñoz Jiménez | Fuente: Catholic.net



Los padres de familia siempre se preocupan por el bienestar de sus hijos, quizá unos más que otros porque dependerá del grado de madurez y compromiso que tengan los adultos para sobrellevar esta grave responsabilidad, pero lo cierto es que la gran mayoría se desvive por darles lo que ellos no tuvieron en su niñez.

Y eso no está mal, sin embargo, vale la pena analizar la escala de valores personal para entender mejor cuál es el mayor bien para los hijos.

La modernidad nos alcanzó

Por ejemplo, estamos en la época de la tecnología digital.  Es obvio que no podemos remar contracorriente, ya que en todos lados se hace uso del internet y dispositivos avanzados para realizar labores de cualquier tipo, hasta en las escuelas se está sustituyendo el material didáctico tradicional, tales como libros, libretas y lápices, para dar paso a las tabletas y computadoras.

Y qué decir del campo laboral



Antes de la pandemia, era un sueño trabajar desde la casa -aunque después, para algunos se convirtió en pesadilla-, pero ahora es una realidad para muchos porque la barrera de la distancia se ha superado con el trabajo en línea.

Pues bien.  Esta modernidad nos ha dejado también necesidades que no son tales, como comprar aparatos que caducan en pocos años, consumo de una gran variedad de plataformas que ofrecen programas para todos los gustos y edades, dejando en la obsolescencia a otros medios de comunicación, y un largo etcétera que nos enfoca de nuevo en el tema original: el deseo de los padres de dar a sus hijos lo que ellos no tuvieron.

Y para eso, deben cubrir largas jornadas de trabajo que los alejan del hogar, dejando pocas horas y escasos días para convivir con los hijos.  Ese es el precio que estamos pagando para vivir con mayores comodidades.

La mejor herencia

Sin embargo, poco nos interesamos en dejarles una mejor herencia, a pesar de que es fundamental para vivir bien: los valores.  Por supuesto, podemos pensar que en la escuela los reciben y claro que es muy importante, pero no sustituye la educación que se da en casa.



Y mucho menos la que los pequeños reciben con el ejemplo de ambos padres.  Porque ellos están atentos a todo lo que hacemos.

El domingo vi un maravilloso espectáculo que ilustra perfectamente lo que estoy diciendo: un pequeño niño de no más de dos años fue con sus papás y sus abuelos a Misa.  Cuando atravesaron frente al altar, todos hicieron una reverencia en señal de respeto.  Y por supuesto, el chiquito, con mucha gracia, unió sus manitas y se inclinó profundamente.

Por eso el dicho afirma “la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”.  Así, lo que hagamos marcará a los chicos, ya sea para bien como para mal, desgraciadamente.

Empecemos con nosotros mismos

Por eso, es necesario que estemos conscientes de que nuestros actos no pasan desapercibidos para ellos.
Seamos sinceros y preguntémonos: ¿para qué les servirán los bienes materiales si no reciben amor, atención y buen ejemplo en su casa?  Evidentemente, tendremos hijos viviendo en la abundancia, pero inconformes, malcriados e infelices.

Por otro lado, si queremos que crezcan sanos, fuertes, amables, dignos, respetuosos, caritativos, trabajadores, alegres, honrados, compasivos, pacientes, honestos, asertivos, y con muchas más cualidades, ¿adivinen qué? ¡tenemos que empezar por serlo nosotros mismos!

No podemos exigir a los hijos lo que no estemos dispuestos a ser y a dar.

Agreguemos a nuestros propósitos de este año convivir más con nuestra familia y mejorar nuestra conducta, les aseguro que esa será la mejor inversión y una hermosa herencia.







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