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La cruz y la consigna: La Iglesia que no sale en los noticieros
Capítulo II - Entre la Cruz y la Consigna 


Por: Rafael Moya | Fuente: Catholic.net



En un país donde la fe católica convive con sospechas históricas, silencios dolorosos y estructuras rígidas, existe otra Iglesia que no ocupa titulares ni espacios de poder, pero que sostiene comunidades enteras desde abajo, sin reflectores, sin aspavientos, sin privilegios.
Una Iglesia que no viste púrpura, pero sí se arremanga el hábito para limpiar heridas.
Una Iglesia que acompaña, denuncia, resiste y transforma.

No es la Iglesia de los templos lujosos ni de las declaraciones ambiguas.
Es la Iglesia del polvo en los zapatos, de los pies descalzos, del Evangelio leído con ojos cansados pero dignos.

Don Samuel Ruiz: el pastor que se volvió hermano

En las montañas de Chiapas, don Samuel Ruiz García fue más que un obispo: fue el rostro de una Iglesia que decidió hablar en lengua indígena y escuchar antes de enseñar.

• Caminó con los pueblos mayas, no como conquistador de almas, sino como servidor de procesos.



• Promovió diáconos indígenas, autonomía eclesial y justicia contextual.

• Y cuando llegó el EZLN, no eligió bando político, sino el bando de la paz con dignidad.

Su teología era de la vida, no del dogma. Su cruz, de madero tzeltal.
El Vaticano lo incomodó. Su pueblo lo lloró.
Porque encarnó lo que muchos temen: un Evangelio que exige desinstalarse.

Alejandro Solalinde: el rostro de la misericordia incómoda

En Ixtepec, Oaxaca, el padre Solalinde recibe a los migrantes como si fueran Cristo mismo.
Y no es metáfora piadosa: es praxis, es teología del camino, es Evangelio encarnado.



• Fundó el albergue Hermanos en el Camino.

• Ha denunciado a narcos, autoridades corruptas y redes de trata.

• Ha enfrentado amenazas de muerte… y nunca se ha escondido.

No comulga con el poder. Ni con las fotos en Palacio.
Comulga con tortillas, sudor y esperanza.

Para los poderosos, es un “cura incómodo”.
Para los migrantes, es un padre que no pregunta papeles, sino heridas.

Las religiosas invisibles que sostienen lo que otros abandonan

Hay conventos sin nombre que hacen más por la dignidad humana que muchas secretarías de Estado.

• Monjas que cuidan enfermos abandonados,

• Que enseñan a leer en cárceles,

• Que resisten en colonias tomadas por el narco,

• Que acompañan a madres buscadoras en el desierto.

Ellas no aparecen en misa televisada.
Pero son la Eucaristía viva que se parte y se entrega todos los días.

Comunidades de base: el Evangelio leído entre vecinos

Hay pueblos donde la misa no siempre llega.
Pero sí llega la Palabra, en boca de catequistas, campesinos, abuelas, jóvenes.

• Se reúnen a leer la Biblia.

• Disciernen los signos de los tiempos.

• Se organizan para defender el agua, la tierra, la vida.

Estas comunidades eclesiales de base son pequeñas… pero como el grano de mostaza, guardan la potencia del Reino.

¿Por qué no salen en los noticieros?

Porque no hacen ruido, hacen Reino.
Porque no buscan foto ni palco.
Porque no pactan con el poder, sino con el dolor de su gente.
Y porque, a veces, también incomodan a una Iglesia oficial que teme perder su control vertical.

Conclusión: una Iglesia que sí camina

Esta Iglesia no es la más vistosa.
Pero es la más viva.
No es la más escuchada.
Pero es la más fiel.
No siempre tiene obispos.
Pero siempre tiene mártires.

Y quizás por eso no sale en los noticieros…
Porque no busca fama, sino justicia.







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