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Autor: | Editorial:



Preparación para la Confesión


La Confesión, es:

  • Confesión de gratitud y alabanza

  • Confesión de pecados

  • Confesión de heridas, esclavitudes y luchas. No sólo pido al Señor perdón por mis pecados, también le pido fuerza para luchar, curación para mis heridas, liberación de mis esclavitudes, fortaleza en mis pruebas y fuerza contra las tentaciones.


    [32] Examen general de conciencia, para limpiarse y para confesarse mejor.

    Presupongo que hay tres pensamientos en mí, es a saber, uno propio mío, que es el que sale de mi pura libertad y querer; y otros dos, que se me ocurren sin que yo lo pretenda y que vienen de afuera [de mi libertad y querer]: uno que viene del buen espíritu, y el otro del malo.

    33. Del pensamiento. Hay dos maneras de merecer en el mal pensamiento que viene de fuera [de mi libertad y querer]: por ejemplo: me viene [=se me ocurre] un pensamiento de cometer un pecado mortal, al cual pensamiento resisto inmediatamente y queda vencido.


    34. La segunda manera de merecer es, cuando me viene aquel mismo mal pensamiento, y yo lo resisto, y me vuelve a venir una y otra vez, y yo siempre resisto, hasta que el pensamiento va vencido; y esta segunda manera es de mayor merecimiento que la primera.


    35. Venialmente se peca, cuando el mismo pensamiento de pecar mortalmente viene, y el hombre le da oído, demorándose algo en él o recibiendo algún deleite sensual, o donde haya alguna negligencia en rechazar al tal pensamiento.


    36. Hay dos maneras de pecar mortalmente: la primera es, cuando el hombre da consentimiento al mal pensamiento, para obrar luego, así como ha consentido, o para ponerlo por obra si pudiese.


    37. La segunda manera de pecar mortalmente es, cuando se pone en acto aquel pecado; y es mayor por tres razones: la primera, por mayor tiempo; la segunda, por mayor intención; la tercera, por mayor daño de las dos personas.


    38. De la palabra. No jurar, ni por el Creador ni por ninguna creatura, si no fuese con verdad, por necesidad y con reverencia. Por necesidad entiendo, no cuando se afirma con juramento cualquier verdad, sino cuando es de alguna importancia respecto del provecho del ánima o del cuerpo, o de bienes temporales. Entiendo con reverencia, cuando en el nombrar a su Creador y Señor, considerando lo que dice, acata aquel honor y reverencia debida.


    39. Es de advertir, que dado que en el vano juramento pecamos más jurando por el Criador que por la criatura, es más difícil jurar debidamente con verdad, necesidad y reverencia por la creatura que por el Creador, por las razones siguientes. La primera: cuando nosotros queremos jurar por alguna creatura, aquel querer nombrar la creatura, no nos hace ser tan
    atentos ni advertidos para decir la verdad, o para afirmarla con necesidad, como en el querer nombrar al Señor y Criador de todas las cosas. La segunda es, que en el jurar por la creatura no es tan fácil hacer reverencia y acatamiento al Creador, como jurando y nombrando al mismo Creador y Señor; porque el querer nombrar a Dios nuestro Señor trae consigo más acatamiento y reverencia, que el querer nombrar la cosa creada. Por tanto, es más concedido a los perfectos jurar por la creatura, que a los imperfectos. Porque los perfectos, por la asidua contemplación e iluminación del entendimiento, consideran, meditan y contemplan más estar Dios nuestro Señor en cada criatura, según su propia esencia, presencia y potencia; y así en jurar por la creatura son más aptos y dispuestos para hacer acatamiento y reverencia a su Creador y Señor, que los imperfectos. La tercera es, que en el asiduo jurar por la creatura se ha de temer más la idolatría en los imperfectos, que en los perfectos.


    40. No decir palabra ociosa: la cual entiendo, cuando ni a mí ni a otro aprovecha, ni a tal intención se ordena. De manera que en hablar para todo lo que es de provecho, o con intención de aprovechar al ánima propia o ajena, al cuerpo o a bienes temporales, nunca es ocioso; ni por hablar alguno de cosas que no son propias de su estado, así como si un religioso habla
    de guerras o mercancías. Mas en todo lo que está dicho hay mérito en bien ordenar, y pecado en el mal enderezar o en hablar vanamente.


    41. No decir cosa de infamar o murmurar; porque si descubro pecado mortal que no sea público, peco mortalmente; si descubro pecado venial peco venialmente; y si descubro un defecto muestro defecto propio.

    Y siendo la intención sana, de dos maneras se puede hablar del pecado o falta de otro. La primera, cuando el pecado es público, así como de una meretriz pública, y de una sentencia dada en juicio, o de un público error, que afecta a las ánimas con las que trata. Segundo, cuando el pecado cubierto se descubre a alguna persona para que ayude al que está en pecado a levantarle; con tal de que se tenga algunas conjeturas o razones probables de que le podrá ayudar.


    42. De la obra. Tomando por objeto los diez mandamientos y los preceptos de la Iglesia y las comendaciones de los superiores, todo lo que se pone en obra contra alguna de estas tres partes, según mayor o menor calidad, es mayor o menor pecado. Entiendo por comendaciones de superiores, por ejemplo bulas de cruzadas y otras indulgencias, como por paces, confesando y tomando el santísimo sacramento. Porque no poco se peca entonces, en ser causa o en hacer contra tan pías exhortaciones y comendaciones de nuestros mayores.


    43.Modo de hacer el examen generalb

    El primer punto es, dar gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios recibidos.

    El segundo, pedir gracia para conocer los pecados, y lanzarlos.

    El tercero, tomar cuenta al ánima desde la hora que se levantó hasta el examen presente, de hora en hora o de tiempo en tiempo; y primero, del pensamiento; y después de la palabra y después, de la obra; por el mismo orden que se dijo en el examen particular.

    El cuarto, pedir perdón a Dios nuestro Señor de las faltas.

    El quinto, proponer enmienda con su gracia.

    Padre nuestro.


    44.Confesión general con la Comunión

    En la confesión general [de toda la vida], para quien voluntariamente la quisiere hacer durante los ejercicios, entre otros muchos, se hallarán tres provechos.

    El primero: aunque el que se confiesa cada año no esté obligado de hacer confesión general, si con todo la hace tiene mayor provecho y mérito, por el mayor dolor actual de todos sus pecados y malicias de toda su vida.

    El segundo: como en los tales ejercicios espirituales se conocen más interiormente los pecados y la malicia de ellos, que en el tiempo en que el hombre no se daba así a las cosas internas, alcanzando ahora más conocimiento y dolor de ellos, tendrá mayor provecho y mérito que antes.

    El tercero es: en consecuencia, que estando mejor confesado y dispuesto, se halla más apto y más preparado para recibir el santísimo sacramento; cuya recepción no solamente ayuda para que no caiga en pecado, mas aún para conservarse en aumento de gracia.

    La cual confesión general se hará mejor inmediatamente después de los ejercicios de la primera semana.


    24. Examen particular y cotidiano. Contiene,en sí, tres tiempos y dos veces examinarse

    El primer tiempo es que a la mañana, enseguida de levantarse, debe uno proponer de guardarse con diligencia de aquel pecado particular o defecto, que se quiere corregir y enmendar.


    25. El segundo: después de comer, pedir a Dios nuestro Señor lo que uno quiere, es a saber, gracia para acordarse cuántas veces ha caído en aquel pecado particular o defecto, y para enmendarse en adelante. Y a continuación haga el primer examen, pidiendo cuenta a su alma de aquella cosa propuesta y particular, de la cual se quiere corregir y enmendar, discurriendo de hora en hora o de tiempo en tiempo, comenzando desde la hora en que se levantó hasta la hora y punto del examen presente. Y haga en la primera línea de la d = [=día] tantos puntos como veces haya incurrido en aquel pecado particular o defecto. Y después proponga de nuevo enmendarse hasta el segundo examen que hará.


    26. El tercer tiempo: después de cenar se hará el segundo examen, asimismo de hora en hora, comenzando desde el primer examen hasta el segundo presente. Y haga en la segunda línea de la misma de tantos puntos cuantas veces haya incurrido en aquel particular pecado o defecto.


    27. Síguense cuatro adiciones para más pronto quitar aquel pecado o defecto particular.

    La primera adición es, que cada vez que uno cae en aquel pecado o defecto particular, ponga la mano en el pecho, doliéndose de haber caído; lo que se puede hacer aún delante muchos, sin que adviertan lo que hace.


    28. La segunda: como la primera línea de la d = significa el primer examen, y la segunda línea el segundo examen, mire a la noche si hay enmienda de la primera línea a la segunda, es a saber, del primer examen al segundo.


    29. La tercera: comparar el segundo día con el primero, es a saber, los dos exámenes del día presente con los otros dos exámenes del día pasado, y mirar si de un día para otro se ha enmendado.


    30. La cuarta adición: comparar una semana con otra, y mirar si se ha enmendado en la semana presente respecto de la pasada.


    31. Es de notar, que la primera d = grande, que se sigue, significa el domingo; la segunda más pequeña, el lunes; la tercera, el martes; y así sucesivamente. [ver figura]




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